Scuba Dive (1983) Durell

Cuando hablamos de la capacidad de los juegos para seducir y para plantearnos situaciones mágicas y emocionantes con tan sólo unos cuantos pixeles, uno de los juegos que me viene a la mente es SCUBA DIVE.

Creado por Mike Richardson en el 1983, el juego nos propone convertirnos en submarinista para descender a las profundidades abisales en busca de tesoros ocultos. Y esto nunca fue más cierto, porque en todo momento sentiremos esa emoción del descenso, de llegar a lugares realmente peligrosos con quién sabe qué criaturas esperándonos. Partimos de un plácido bote que se mueve por la superficie del mar, manteniéndonos a salvo con un estupendo cielo azul de fondo, pero nada más soltarnos de la barandilla ya tendremos que empezar a lidiar con medusas y otros pequeños seres que nos empezarán a incordiar en la oscuridad amenazante del mar. El fondo lo encontraremos al poco de descender, y tras esquivar algún pequeño tiburón o un calamar podremos intentar recoger perlas de las ostras aprovechando que se abren por un periodo corto de tiempo. Tenemos una reserva de oxígeno que podremos recuperar ascendiendo a la superficie, y si encontramos nuestro bote (que se va moviendo por el mapeado) tendremos ocasión de dejar nuestros tesoros y obtener jugosos puntos. Cuidado con las ostras, ya que si se cierran y nos golpean, nos aturdirán y perderemos las perlas acumuladas. Entrar en contacto con el terreno varias veces o que nos golpee una criatura marina será nuestra perdición.

La verdadera aventura comenzará cuando descubramos que un gigantesco pulpo guarda la entrada a un nivel inferior, donde los tiburones crecen en tamaño, todo es más amenazante y los peligros acechan continuamente. Descubriremos unas ostras gigantes con enormes perlas que nos empujarán a preguntarnos qué otros tesoros habrá más abajo y hasta dónde podremos llegar. Ésa es la magia del juego. No tardaremos en descubrir un segundo pulpo que guarda la entrada al verdadero abismo.

En este tercer nivel podremos descender hasta el mismo fondo oceánico, con posibilidad de penetrar en peligrosísimas cuevas que guardan cofres repletos de oro. Sólo contaremos con la escasa ayuda de bombonas de oxígeno que nos evitarán buscar continuamente la lejana superficie, casi ya un recuerdo.

El juego es verdaderamente excepcional en todos los sentidos, y más si tenemos en cuenta su antigüedad. La misma amplitud de visión del fondo marino nos hará sentir expuestos, diminutos, rodeados de toda una fauna excepcionalmente bien animada y colorista, un auténtico espectáculo gráfico sorprendente en un ZX Spectrum. La sensación de exploración está tan conseguida que es inevitable 30 años después sentir que hay algo que te has dejado, algo que no has descubierto. ¿Me salté alguna cueva? ¿Hay algún secreto oculto que aún me está esperando?
Como puntos negativos del juego, el sistema de scroll (que se basa en… la ausencia del mismo), aunque se diseña inteligentemente para evitar encontronazos indeseados con criaturas marinas.

No puedo dejar de comentar el “plagio” que recientemente ha aparecido en Wiiware desarrollado por un equipo español, el “Dive”. Es un ejemplo muy didáctico para descubrir cómo es posible que un juego excepcional que se remoza con nuevas tecnologías acaba siendo aburrido y sin mucho interés. Por ejemplo, la vista se reduce en su amplitud por lo que el elemento de “lucha” con las criaturas marinas acaba empañando el factor de exploración, el más atractivo, y no se tiene esa panorámica tan interesante del entorno. No genera el mismo sentimiento opresivo y ominoso del original. Por otro lado se añaden factores “rol” como mejoras en equipamiento, bombonas, etc, que nos permiten descender más, artificios tan de moda que lo único que hacen es alargar artificialmente la vida del título y aburrir. Es muy interesante reflexionar acerca de decisiones de diseño en los juegos que no son tan buenas como uno cabría esperar. Y otro apunte, hubiera sido más honesto por parte del equipo desarrollador reconocer lo que es tan obvio y es que su trabajo está basado casi al 100% en el magnífico juego de Durell, no sólo como «inspiración» o para «tomar algunos elementos como el barco en la superficie o las conchas».

En suma, nuestro recuerdo para esta aventura marina que conocimos también en España por el Load´n Run y además ¡en italiano!, ya que el juego se encontraba en este idioma.

No puedo dejar de comentar la esperanza de que este juego, al ser de Mike Richardson y de Durell, supere los 350 comentarios en EMS y se imponga a la review de Turbo Esprit, el juego más querido de esta web. Se puede conseguir fácilmente si alguien dice: «¿No es mucho mejor hacer remakes en Wiiware que programar en un ordenador muerto como el ZX Spectrum?» ;-)))

Valoración: 90%