
En el número 75 de la revista inglesa Retro Gamer viene una reseña del juego español Game Over, de la mítica Dinamic. No es que esta revista se prodigue mucho en hablar de soft español, y por ello quizá están poniendo más énfasis en referirse de vez en cuando a alguna obra patria (no mucho, todo hay que decirlo).
En esta reseña, que se une a la de hace un par de números sobre la Abadía del Crimen, Darran Jones habla por supuesto de la polémica portada del juego y de la intensa campaña que se hizo en su día en UK para aprovechar el tirón de la imagen. Como sabéis, en aquellas tierras fue censurada la ilustración con un oportuno logotipo de Dinamic. En todo caso es de agradecer que Darran en seguida cambie de tercio y lamente que muchos adolescentes se compraran el juego por el tirón «pezonil» pero que no repararan en el estupendo empaque del juego. No obstante se dirigen justas críticas a su enorme dificultad.
Así se reconoce que Game Over tenía un aspecto visual realmente impresionante tanto en Amstrad como en Spectrum y que ofrecía uno de los más míticos Final Bosses, el monstruo saltarín, a mitad de la primera parte del juego. Esas primeras 20 pantallas son para Darran una pesadilla, con un control discutible, enemigos asediando de manera irracional y con un sistema de detección de colisiones rayando en lo chapucero. Acaba su pequeña reseña resaltando una vez más su diseño, casi anticipándose a las consolas (lo cual es un gran elogio) pero desde luego proponiéndose no volver a jugarlo por estos aspectos que lo hacen tan poco apetecible.
Realmente, y para ser sincero, soy de la misma opinión. Me encantan los gráficos, fue un juego largamente esperado, pero siempre me quedé con la sensación de que progresar o no era una cuestión a veces de pura suerte. Los enemigos casi nunca podían esquivarse, y la aparición aleatoria de «items» hacía por ejemplo que fuera inevitable perder una vida con las minas. No mencionaré a los enemigos finales y su dificultad, aunque el montruo era eliminable de manera sencilla a base de granadas, más si teníamos un item potenciador (suerte una vez más). La segunda carga del juego me resultó, sin embargo, menos desesperante aunque fuera casi imposible de completar.
Uno de esos juegos que pudieron ser obras maestras y que la dificultad lo llevó directamente a la injugabilidad.
Más información:Retrogamer Firma: Jesús Martínez del Vas
En aquella época se valoraba mucho la dificultad y era un error. Por eso Phantis y Nonamed es el juego favorito de muchos.
Yo creo que llegué a terminarlo (version C64) a base de MUCHA perseverancia…
Y en general comparto un poco las críticas, aunque por lo que sé hay mucha diferencia entre la version de C64 y las demás
Coincido en lo de que avanzar es pura suerte, si simplemente hubiera un número fijo de enémigod por pantalla (2 ó 3) en vez de que estos aparecieran constantemente de la nada sería bastante más jugable…