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Horacio, el feo héroe de las antípodas

No solo de canguros, koalas o la típica instantánea de la opera de Sidney vive la imagen de un continente como el australiano. Además de guaperas frente a la cámara como Hugh Jackman o la últimamente muy popular Margot Robbie, hemos visto quemar rueda a ilustres como Mike Doohan, Casey Stoner o Daniel Ricciardo a lomos de un Red Bull y nadar como tiburones a la caza de medalla olímpica a Ian Thorpe. Otros como los gigantes AC/DC o Rose Tattoo siguen provocando lesiones de cuello en sus audiencias y llevando a lo más alto el nombre del rock duro y el continente «Aussie». Pero en lo que ocio de 8 bits se refiere no está de más recordar la figura de un tal William Tang, creador en las antípodas de una célebre saga de juegos a la que muchos, entre los que me incluyo, guardamos un cariño especial. Esta no es otra que la saga Horacio. Pese a ser una serie de juegos bastante modesta y poco original su popularidad no dejó de crecer entre los poseedores de un ZX Spectrum. Y es que gracias a Investrónica, la filial de El Corte Inglés dedicada a software e informática desde los 80, muchos de nosotros pudimos disfrutar en tierra patria del trabajo de William Tang en nuestros ordenadores. Aún recuerdo mis primeras partidas en nuestra apreciada máquina, y en ellas Planetoids, Missile y Horacio y las Arañas tuvieron un protagonismo especial.

<I> La saga clásica fue llevada a ZX Spectrum, Commodore 64 y Timex Sinclair, el «Spectrum americano». </I>‘ title=’<I> La saga clásica fue llevada a ZX Spectrum, Commodore 64 y Timex Sinclair, el «Spectrum americano». </I>‘ border=’0’ /></P><P class=Tang tuvo el honor de ser uno de los primeros empleados de Melbourne House, casa editora australiana fundada en la ciudad del mismo nombre en 1977 por Alfred Milgrom y Naomi Besen. Su sus primeros pinitos tuvieron lugar a la par que estudiaba comercio e informática en 1980. Por entonces la editora ni siquiera tenía oficinas propias ni ordenadores por lo que Tang tenía que apañárselas escribiendo código a mano en casa de Alfred Milgrom. Ese mismo año Milgrom y Besen crearon la filial Beam Software al mismo que tiempo que adquirían la infraestructura necesaria para despegar. Beam fue una de las primeras, si no la primera, desarrolladora de videojuegos en Australia. Y en estas Tang por fin fue contratado. Por entonces Melbourne House estrechaba lazos con Psion, una desarrolladora británica que proporcionaba software a los productos Sinclair y cuyos productos fueron incluidos en el pack de juegos y programas de regalo de sus ordenadores. De tal unión nació la comercialización de la saga Horacio.
De todos es sabido el insigne pelotazo que Melbourne House pegó con juegos como The Way Of The Exploding Fist o The Hobbit pero hoy no toca eso. Vamos al turrón, vamos a Horacio. Antes de nada conviene aclarar que el diseño de la criatura no corre a cargo de William Tang, sino del mismo Alfred Milgrom. Aunque visualmente el protagonista de hoy no sea una belleza conforma uno de esos sprites que uno jamás olvida por lo peculiar de su anatomía. Tampoco es que los juegos deslumbraran por su originalidad, si ya los habéis jugado os habréis dado cuenta que, en parte, no son más que clones de arcades que ya habían triunfado anteriormente. Sin embargo ello no resta ni un ápice del estima que muchos les guardamos a la obra de Tang.

<I> La primera entrega muy influenciada por el clásico comecocos. El sprite de los guardias sería reutilizado en numerosos homenajes posteriormente. </I>‘ title=’<I> La primera entrega muy influenciada por el clásico comecocos. El sprite de los guardias sería reutilizado en numerosos homenajes posteriormente. </I>‘ border=’0’ /></P><P class=El primero de la serie fue Hungry Horace o, como lo conocimos aquí, Horacio Glotón. El título ya nos da una pista sobre la recreativa de la que bebía esta primera entrega: Pac-Man. Publicada en 1982 y dominada por tonos blancos, esta primera aventura nos pone en el pellejo de un hambriento Horacio que accede a un parque donde los molestos guardias intentan echarle antes de que devore todo lo que pille a su paso. Por el camino Horacio tendrá que zamparse todas las flores que pueda (el equivalente a las bolas en Pac-Man) pero también tendrá de la oportunidad de engullir las frutejas que los guardias dejan por el camino. Hay una posibilidad de poder eliminar a los guardias y esta no es otra que acceder a las campanas de alarma diseminadas por cada nivel. Con ellas activadas los guardias entrarán en pánico y será el momento de llegar a ellos para echarlos del parque. A diferencia de Pac-Man aquí no nos comemos a nadie sino que le echamos del nivel, supuestamente, porque simplemente desaparecen. Con el paso del tiempo los enemigos de Horacio aumentarán en número por lo que no conviene demorarse. Por el contrario si conseguimos expulsar a uno solo de los guardias el resto también desaparecerá hasta que pasado un tiempo vuelven a la acción el mismo número de enemigos. Horacio Glotón consta tan solo de cuatro niveles y una vez superado el último volvemos en bucle al primero. No hay mucha más historia.

<I> Horacio, con esquís y a lo loco.</I>‘ title=’<I> Horacio, con esquís y a lo loco.</I>‘ border=’0’ /></P><P class=De los laberínticos parques de Horacio Glotón viajamos ahora a un puerto de montaña y nieve con el segundo capítulo de la saga: Horacio Goes Skiing, conocido en nuestro país como Horacio Esquiador y publicado el mismo año que su antecesor. Ahora el juego a imitar no es otro que el arcade japonés de 1981 Frogger, solo que en lugar de una rana controlamos a Horacio cuyo primer objetivo no es otro que la tienda de esquís. Si el bueno de Horacio logra atravesar las dos carreteras, una en cada sentido, podrá echar mano de un par de esquís para volver por donde ha venido y lanzarse ladera abajo a toda velocidad. Esta segunda entrega es algo más variada que la primera y es que tenemos dos mini-juegos diferentes. El segundo nivel es tan frenético como el primero y en él Horacio desciende a toda velocidad con su flamante equipo. Los enemigos a evitar son los pinos y baches que pueblan el recorrido. Además tenemos el añadido de los banderines. En su slalom Horacio debe pasar entre ellos para poder sumar puntos. Si nuestro camino discurre lejos de los banderines el casillero de puntos se verá reducido paulatinamente. Esta segunda parte del juego me trae a la cabeza las pruebas de slalom como las de World Games de Epyx o Supertest de Ocean, salvando las diferencias claro. Un paso en falso y restaremos una vida. Ciertamente Horacio Esquiador es más completo, entretenido y pulido que Horacio Glotón, no solo por incluir dos minijuegos sino por detalles menores como el de los esquís cuando salimos de la tienda o los mensajes en la parte superior de la pantalla que nos irán informando a medida que superamos escollos.

<I> No solo Marvel tenía superhéroes descolgándose en telas de araña a modo de lianas. </I>‘ title=’<I> No solo Marvel tenía superhéroes descolgándose en telas de araña a modo de lianas. </I>‘ border=’0’ /></P><P class=En 1983, un año después de su aventura alpina la criatura ha de hacer frente a nuevas enemigas en Horace and the Spiders, Horacio y las Arañas. Este tercer episodio es el único plataformero de la saga oficial y consta de tres niveles. El primero, totalmente anecdótico, consiste en saltar una araña y acceder mediante otro salto a una colina. Pan comido. El segundo nivel también es algo soso aunque más vistoso. En él la criatura azul ha de valerse de las telas de araña a lo Spiderman para salvar un abismo y poder llegar a la caverna que es el último nivel. Para terminar su aventura Horacio deberá acabar con las arañas abriendo huecos en el suelo y haciendo que los arácnidos caigan en ellos para poder empujarlos hacía el nivel inferior de la caverna y así eliminarlos. Aunque más entretenido que Horacio Glotón, este último capítulo flojea en buena parte de su planteamiento. Personalmente de los tres oficiales me quedo con Horacio Esquiador, me parece el más pulido de la saga aunque no hubiera estado de más algún nivel más.

<I> Pantallas de carga de la trilogía original. </I>‘ title=’<I> Pantallas de carga de la trilogía original. </I>‘ border=’0’ /></P><P class=Parece ser que Tang tuvo a bien echar el resto con una cuarta entrega llamada Horace to the Rescue, (Horacio al Rescate) que nunca llegó a ver la luz. La secuela se anunció en 1985 pero William Tang tuvo que abandonar el proyecto a causa de problemas pulmonares. Me preguntó en qué arcade se hubiera basado Tang para dar una nueva entrega de Horacio. Afortunadamente el programador siguió colaborando en otros juegos siendo así artífice en uno de los grandes títulos de Beam: The Way of The Exploding Fist (1985) y en otros menos llamativos pero no menos interesantes como Asterix and the Magic Cauldron (1986) o Mugsy's Revenge (1986). A partir de ahí poco más se supo del creador de la saga.
Echando la vista atrás uno no puede disimular lo mal que le han sentado los años al bueno de Horacio, pero bueno, hablamos de una serie de juegos muy primarios programados para 16K's en los que los gráficos son «basic» a más no poder y donde tanto los controles como las animaciones cumplen mínimamente para dar una experiencia de juego efímera. Sin embargo la variedad de modalidades de juego en toda la saga da cierto encanto y ofrecía un entretenimiento aceptable para aquellos que empezábamos a descubrir de qué iba esto de los juegos de ordenador, y creo que es por esta razón por la que Horacio nunca nos dejó, o al menos muchos nunca quisimos que nos dejara.

La Psion Series 3, uno de los modelos de PDA para los que el regreso de Horacio en los 90 fue programado.

Y de ahí que en los 90 surgiera una nueva aventura. Ésta no era otra que Horace in the Mystic Woods (HITMW), inicialmente pensada para una PDA Psion, la misma Psion que se alió a principios de los 80 con Sinclair Research Ltd para ofrecernos las trilogía original y otros programas, incluidos muchos de ellos con nuestro querido «gomas», como Planetoids (1982), Missile (1982), Chequered Flag (1983), Chess (1983), Flight Simulation (1982) o el que considero su mejor título con diferencia, Match Point (1984). En 2010 Bob Smith afirmaba «armado con el código y los gráficos originales quince años después intento devolver a Horacio de vuelta a su hogar espiritual, el ZX Spectrum, donde sus aventuras comenzaron». Este HITMW poco tiene que ver, aunque para bien, con las primeras entregas de nuestro amorfo protagonista. Aún así se trata de un gran juego y como no, un homenaje tanto a Horacio como al primitivo minero de Mathew Smith.

<I> Horacio también tuvo su homenaje, como no podía ser de otra manera, en tierra ibérica: Horace Goes To The Tower. </I>‘ title=’<I> Horacio también tuvo su homenaje, como no podía ser de otra manera, en tierra ibérica: Horace Goes To The Tower. </I>‘ border=’0’ /></P><P class=Un año después del regreso de Horacio a nuestros Spectrum los Mojon Twins hacían de las suyas sacando a la luz su particular homenaje a la criatura de Beam Software con Horace goes to the Tower (HGTTT). Si ya habéis jugado a algún otro título de este grupo de cerebros (y estoy seguro que lo habéis hecho) no esperéis menos en comparación a cualquier otro de sus juegos. Una física de movimiento sorprendente, colores por doquier, gráficos a la altura y un mapeado extenso para un plataformas que recuerda en ciertos momentos a los Phantomas, otra saga muy bien tratada por los Twins.
El año 2013 también nos trajo otro capítulo no oficial para la saga, Horace Miner, un juego de plataformas reminiscente a Horace & The Spiders y lejos de los niveles de calidad de HITMW o HGTTT. Un años despues Steve Broad repetía con Horace Miner 2, un homenaje más que evidente a Hungry Horace si bien nada parecido al arcade Pac-Man, con unos gráficos, colores y sonidos que son un calco del original.

<I> Horace Cousin hace un guiño a la variedad modalidades de juego de la saga original con cinco cargas muy distintas entre sí. </I>‘ title=’<I> Horace Cousin hace un guiño a la variedad modalidades de juego de la saga original con cinco cargas muy distintas entre sí. </I>‘ border=’0’ /></P><P class=Quizá sea la de 2014 uno de las continuaciones de la saga Horacio más ambiciosa: Horace Cousin. Ya tuvisteis en su día el adelanto por parte de EMS. De la mano de Alessandro Grussu el juego incluye 5 cargas en las que el primo Americano de Horacio, con cierto parecido, se enfrasca en una serie de aventuras al rescate de su pariente. Un título muy variado en lo jugable con transiciones muy notables. Tan pronto estamos saltando plataformas como manejando un helícoptero en las alturas por no hablar de otros niveles más laberínticos y cerebrales. No hay que olvidar la influencia de los Mojon Twins y es que la churrera no deja de estar presente amén del software para diseñar juegos de Jonathan Cauldwell con el que algunos títulos de reciente facturación han funcionado a las mil maravillas.

Y para terminar este escrito recordemos las palabras de Horacio, no este, el gran poeta latino: «El tiempo saca a luz todo lo que está oculto y encubre y esconde lo que ahora brilla con el más grande esplendor». Eso mismo, los años al igual que condenan, sacan a relucir queridas sagas semienterradas en el olvido como la de nuestro feo héroe australiano. Larga vida. Salud y píxeles.

Firma: J. Pinteño (Kidsaguf)

El Mundo del Spectrum

El Mundo del Spectrum es un medio digital dedicado al Sinclair ZX Spectrum, a los 80 y al Retro en general. Nació como homenaje a Microhobby en 1996 en formato revista mensual evolucionando hasta esta cuarta época. Como medio audiovisual se publica regularmente el Podcast llamado El Mundo del Spectrum Podcast y material en vídeo en el canal de Youtube. Publicados dos libros de gran éxito editorial. Si te gusta el Retro y el Spectrum en particular, esta es tu web. Bienvenido/a.

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8 comentarios

  1. Horace tenía su encanto, aunque siempre me pareció un tanto depresivo. El minero Willy, Sabreman, Jet Man, Cuchulainn, Monty mole, Dynamite Dan, Wally Week etc son personajes con actitud y carácter propio. 🙂

  2. Esas cajas de la Timex!! 😀

    El primero de Horace que jugué creo que fue Horace and the Spiders, que no me pareció gran cosa, pero sí me llamó la atención la fase de las cuerdas, que se estiran cuando Horace se cuelga, como si fueran un elástico, y era mi fase favorita.

    En Horace Goes Skiing por supuesto mi fase favorita era esquiar, y odiaba cruzar la calle, y ese es el problema de estos juegos para mi: la experiencia se "contamina" con otras fases muy diferentes.

  3. Joer de verdad ¡¡¡qué recuerdos!!!
    Uno de los olvidados pero que al verlo me recuerda lo mucho que los jugué…
    Por cierto, al gran Jienense del Mundo del Spectrum… que te he escuchado en el podcast quejarte de mi nick!!! jejejeje tienes razón pero para mí son dígitos inolvidables. El centro de la pantalla de nuestro Spectrum, donde marcabas muchos puntos gráficos 😀

  4. Hola 128,88,80! Sabes que me quejo por vicio, que todos estos guiños nos hacen felices… Por cierto, respecto a Horacio, creo que es claramente un símbolo sobre todo para los que tocábamos tecla de goma. Si veis fotos de Retroconsolas Alicante, fijaros en lo que llevo serigrafiado en mi poco discreta camiseta…

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