
La vida de un sirviente no es sencilla. Tener que cumplir las tareas rutinarias y las ocurrencias de personas que el dinero y las comodidades excesivas han hecho insoportablemente exigentes y caprichosas no es tarea fácil. Especialmente si tenemos que lidiar con una familia extremadamente acostumbrada al agasajo desde su infancia como es la mismísima familia real inglesa y, lo que es peor, miembros recién venidos llenos de frustraciones e ínfulas de grandeza. Flunky afortunadamente está acostumbrado a ello. Tendrá que cumplir para sus señores todo tipo de ordenes que irán desde encender todos los fuegos del palacio a conseguir un barco para que juegue mientras toma un baño el príncipe Andrés. Al menos estos, agradecidos por su servicio, tendrán a bien dejarle un autógrafo en su libro de firmas. Y es que el que no se consuela es porque no quiere.
Con este atípico argumento Don Priestly nos presentó su obra Flunky en 1987. En él emplea su peculiar técnica y estilo ya maduros y depurados por anteriores trabajos. Es su siguiente juego después de Trap Door y se nota. Presenta el mismo estilo de gráficos coloridos y enormes tan personal. Está vez se aleja del aire infantil de Trap Door y Popeye para volverse caricaturesco y burlón, hasta rayar el mal gusto por la deformación exagerada de los principales defectos de la familia real inglesa. Pero el parecido con anteriores trabajos no es sólo a nivel artístico. El desarrollo en forma de videoaventura de encontrar y utilizar objetos también tiene muchas similitudes, a los que probaron los anteriores les resultó tremendamente familiar.
Ya desde la pantalla de presentación vemos que se trata de un título pulido. En él vemos al mismísimo protagonista que acciona los controles que moverán las flechas de selección de opciones de juego. Además cuenta con la posibilidad de elegir entre múltiples idiomas para los textos, entre ellos el español. Algo nada típico en aquel momento y que era de agradecer.
Presentaba un nivel gráfico notable, especialmente en el plano artístico. Sus sprites enormes envueltos de un aura negra tan característica del autor hacia que el efecto de las colisiones con los fondos se enmascarasen, pudiendo permitirse el lujo de presentar unos decorados detallados y coloridos. Por el contrario esto hacia que su manejo y animación tuviesen un resultado algo pesado, como si al protagonista le costase esfuerzo moverse y cuando lo hacía era de una manera lenta. Cosa que por otro lado no era demasiado molesta ni crítica pues no estamos en un juego de acción donde los controles rápidos y precisos fueran necesarios para la supervivencia del jugador.
En el transcurso de la aventura veíamos como Flunky llevaba, recogía y utilizaba objetos para resolver las diversas situaciones que encontraba. Muchos de los puzzles tenían una solución algo rebuscada que solía acabar en un ensayo y error, algo bastante común en juegos del mismo género. Cada encargo tenía su tiempo y de rebasarlo era enviado alguno de los soldados de palacio en nuestra búsqueda, sí, de esos de gorro negro peludo que están en la puerta para que los turistas se rían de ellos por no poder moverse. Estos no dudarán en dispararnos haciéndonos perder una de nuestras 9 vidas, representadas en una estancia por un cuadro.
En definitiva, nos encontramos con un gran juego que sabe satisfacer nuestras ansias videoaventureras y que disfrutaremos especialmente si nos gusta el estilo Priestliano que empapa el título.
08/10
Si es tan bueno como el Trap Door seguro vale la pena probarlo!
Para mí este hombre demostró con sus juegos que el multicolor era posible en Spectrum. Quizá debería haber hecho un juego con los sprites más pequeños para que el movimiento fuera más fluído, seguro que lo habría bordado.
En cuanto al desarrollo, es un juego que yo sin guía no me como un rosco, más que nada por la libertad que parece que tienes para ir de acá para allá sin rumbo fijo aunque tengas una misión.
Un gran juego de los que impresionaban cuando lo veías y decías ¿esto es posible en Spectrum? pues sí, era posible 😉
La verdad que este juego no me quedo nada mal, la verdad. 😉
Juegazo!!!!
La verdad que, como dice pagantipaco, éste juego sin guía se hace difícil, dada su libertad y lo complejo de las tareas a realizar. No obstante, cuando sabes qué es lo que, realmente, tienes que hacer y como emplear todos los objetos es una delicia. Toda una señora video aventura por la que, para mi al menos, no pasa el tiempo y soy capaz de rejugar y rejugar hasta la eternidad. Si no lo habéis terminado dadle una oportunidad más porque merece la pena. Me repito: Juegazo!!!!!
yo con este juego sentia una atraccion fatal,no entendia ni me gustaba la familia real britanica pero los graficos eran muy llamativos y las cosas que sucedian curiosas tipo trap door.