King of Pong (2010) Kantxo Design/Topo Siglo XXI

Tengo el placer de comentar el nuevo juego de un histórico de Topo Soft, Ricardo Cancho, el cual se ha lanzado nuevamente al ruedo Spectruniano con el “King of Pong”.

Podríamos decir que la excusa inicial de la que parte todo el concepto del juego no es propiamente dicho el “Pong” (mítico juego de Atari de los 70) sino un aspecto técnico que consiste en mover un sprite o gráfico por pantalla sin que se produzca la conocida mezcla de atributos. Sin pretender entrar en aspectos muy técnicos que desconozco, comentaré que se trata de utilizar frecuencias de actualización combinadas con el refresco de imagen de un televisor convencional de “tubo” para conseguir el efecto deseado. Como todos os imagináis, este aspecto se ha aplicado a la propia pelota para que su movimiento sobre trabajados fondos sea sorprendente para el jugador.

El juego en sí utiliza el concepto del Pong actualizado a los nuevos tiempos para convertirlo en un auténtico duelo al sol entre dos jugadores. El concepto “Pong” realmente no ha sido muy usado a lo largo de la historia videojueguil, tal vez porque representa lo más básico que el mundo del videojuego puede ofrecernos y ya hubo durante los 70 una sobresaturación de clones y consolas domésticas que lo explotaron todo lo posible. Para mí el Pong es un juego-concepto, similar al Tetris, utilizable y maquillable sin variar su verdadera esencia, algo que el Lumines de PSP llevó a su máxima expresión variando enloquecidamente sus “skins” y creando una fusión de músicas y gráficos sin alterar la esencia del juego. El Arkanoid dio una vuelta de tuerca y aplicó el concepto de raqueta-pelota a una experiencia de un jugador, en la que el “enemigo” es un muro de bloques que debemos ir “desguazando” con paciencia.

El King of Pong ofrece el Pong de toda la vida aderezado con trabajados gráficos de fondo (me acordé más de una vez del Bomb Jack) y una dinámica original. Todo ello está desarrollado para dos jugadores, prescindiendo de la inteligencia artificial para enfrentarnos al ordenador. Personalmente, no me parece un error o una carencia: resulta bastante complicado calibrar la manera de jugar del ordenador ya que sería posible que llegara siempre a la bola, cosa que por cierto sucede en casi todos los juegos de un jugador de este estilo que he probado. El juego se vuelve en seguida aburrido y monótono. El verdadero espíritu del Pong se percibe cuando podemos enfrentarnos a un amigo, y esto es así desde la existencia de aquellas sencillas y entrañables consolas de los 70, que no tenían mucha razón de ser si no eran disfrutadas con otra persona con la que jugar (de hecho, no existía modo de un jugador). De todas maneras, ahí queda el reto para el programador de una futura versión para 128 K con unas melodías molonas y un enemigo computerizado a la altura: sin duda redondearía el excelente trabajo.

Al empezar los jugadores eligen su “raqueta” entre siete disponibles, cada una con un poder. Estos consisten básicamente en disparar diversos elementos, desde rayos o fuego hasta una bola de hierro, garras extrañas o plantas carnívoras. Y cada una está personalizada en pantalla con un logotipo propio muy apropiado y un “banner” con un dibujo representativo. De esta manera cada jugador puede elegir su “imagen” entre las disponibles.
Una vez comienza el juego, nos llaman la atención dos cosas: los fondos que se integran con la estructura de pantalla típica del pong, y el movimiento de la bola, la verdadera estrella, y realmente lograda hasta el punto de sorprender. Tendremos problemas para visualizarla correctamente en el ordenador mediante emuladores, por lo que os aconsejo probarla con el ZX Spin v0.666 y activar la opción de frameskip 1. Si experimentáis un poco con las opciones lograréis un efecto que no nos libra de ciertos parpadeos pero que aproximan el resultado al que podríamos ver en una televisión de toda la vida y el Spectrum real. En el emulador, se puede apreciar un efecto casi perfecto en los fondos más oscuros, notándose más sobre colores claros.

La dinámica es conocida: gana quien meta más “goles” al contrario, en este caso 10 por ronda, y ganando el combate el primero que se lleve dos rondas. Todo al más puro estilo Street Fighter, incluso con una pantalla previa tipo “Fulanín vs Fulanón”. Para resaltar en determinados momentos logotipos y banners se recurre a un zoom sobre los diseños de Ricardo. Existe una pequeña escena cada vez que un combate termina, y cuando algún jugador gana diez combates con la misma raqueta, finaliza el torneo y se nos muestra una pantalla de fin de juego muy al estilo “Topo” y no exenta de un toque de humor.

El desarrollo del juego se vuelve más dinámico por la posibilidad de “disparar” al contrario restándole energía y pudiendo anotarnos un tanto si impactamos varias veces. Pero cada vez que disparemos gastaremos también energía propia. En este caso, al disparar, la bola desaparece unos instantes para que nos concentremos en esquivar al contrario, quizá a riesgo de alejarnos de la pelota y no alcanzarla cuando reaparezca, incluyendo por tanto un cierto factor táctico. No obstante, la parada que se produce rompe un poco la dinámica de juego, lo cual puede resultar molesto. Tampoco restaremos mucha energía con un impacto por lo que para que esta técnica sea efectiva deberemos disparar bastantes veces e interrumpir mucho por tanto el ritmo del “peloteo”. Quizá la clave de la jugabilidad estaría en calibrar mejor la importancia del disparo en relación a la de la protagonista, la pelota.
Siempre que la bola impacte en nuestra raqueta saldrá en la dirección opuesta. Sin embargo hay veces que desearíamos contar con la posibilidad de cambiar su dirección en especial utilizando los extremos de la raqueta, efecto que sí hemos visto en otros programas. Podría ser un añadido interesante: en determinados momentos el juego te lo “pide”.

El verdadero aliciente está en los ítems de los que nos podremos beneficiar a lo largo del juego. Éstos aparecen aleatoriamente y producen diversos efectos si los golpeamos con la pelota al más puro estilo Arkanoid. No os desvelaremos sus efectos ya que prefiero que los descubráis por vosotros mismos, pero algunos son auténticamente espectaculares y revelan que no hay secreto técnico que Ricardo no sepa abordar. Van desde los más convencionales (reducción de velocidad de la pelota, acelerar las raquetas, disminuir tamaño de las mismas) hasta otros cuyos efectos se hacen notar a pantalla completa. La aparición de estos iconos está muy graduada y muy pensada por lo que siempre tendremos ese aliciente extra que acabará con las pretensiones de nuestro oponente.

No podemos más que alabar el esfuerzo de Ricardo, apreciar su amor al Spectrum y animarle a que mejore algún apartado sonoro y jugable (si es posible) y que aborde el reto de crear un oponente digital que no sea un simple devuelve-pelotas. El juego es magnífico y a la altura de cualquier juego comercial de la recordada Topo. No dudamos que hubiera sido un auténtico “pelotazo” de ventas.

Valoración global: el altruista esfuerzo de Ricardo no puede valorarse.