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Lo que te podía enseñar un Spectrum.

¡Vamos a llenar España con ochocientos mil Spectrum!

Situemos en su apropiado contexto una de nuestras pequeñas mentiras generacionales que seguro que comparto con muchos de los que están leyendo este artículo. Este país había comenzado a subir, repleto de ilusión, la escalera de los ochenta e íbamos por el segundo peldaño. El gobierno lo agarraban unos señores con chaqueta de pana que prometían trabajo para todos, Juan Pablo II venía por aquí y las calles se llenaban del Totus Tuus en chapas, banderitas y pegatinas amarillas y blancas, veíamos a Naranjito hasta en la sopa y era evidente que aquel año era el nuestro, que ganaríamos el mundial de fútbol, eso ni se discutía. Había en el ambiente ganas de cambio, de modernidad, de avanzar hacia el futuro. El hijo del notario no quería estudiar derecho, si no ser bajista en un grupo de rock con los pelos de colores y la arqueología se ponía de moda porque Harrison Ford repartía latigazos en sus aventuras enfatizadas por la pegajosa música de John Williams.

Y salió a la venta el ZX Spectrum… La mayoría éramos niños o a lo sumo adolescentes (que parecíamos una especie de Los Goonies versión ibérica, vamos) y explotó la fiebre por la microinformática, especialmente por nuestra adorada maquinita del arco iris y las teclas de goma, todos deseábamos tener uno, estaba tan cerca, era tan asequible y fascinante… Normalmente lo habíamos visto en las tiendas equipadas adecuadamente para hipnotizar nuestra atención o bien porque algún amigo nos había dejado rendirle pleitesía al suyo en su casa y el sólo hecho de rozar su negra estructura ya hacía que se nos desbordase la imaginación. El caso es que apareció la imperiosa necesidad de preparar pasta para hacernos con la preciada maquinita, y seguro que todos usamos diferentes argucias pergeñadas por nuestra excitada imaginación, desde romper la hucha que no habíamos abierto desde que el ratoncito Pérez nos hizo la primera visita, echar una mano en el taller mecánico de tu tío, abusar del cariño remunerado de los abuelos y su afán de de curar la caprichosis (no lo busquéis, no viene en el diccionario pero se entiende) de sus nietos, crear sociedades fraternales de conveniencia con ese hermano que habitualmente nos chinchaba (una especie de U.T.E familiar con un objetivo concreto)…En fin, seguro que cada uno tenemos nuestra propia historia, construida por los mil laberintos que formaban nuestras argucias tardo infantiles, pero juraría por las gafas de Sir Clive a que todos, TODOS, empleamos la misma mentira diluida en entre otras medias verdades: decirle a nuestros padres que con el Spectrum aprenderíamos muchísimo y que poco menos que su uso intensivo nos dejaría a las puertas de una licenciatura en Cambridge y de un premio Nóbel, ex –aequo con el descubridor de la fusión fría.

Papá, cómprame el Spectrum que sólo lo usaré para estudiar y aprender más

O al menos eso es lo que salía por nuestra boca, porque nuestra mente, incluso sin pretenderlo conscientemente, se dejaba arrastras hacia tierras habitadas por el Knight Lore, el Jet Pac o el Commando. Ahora que han pasado los años, que gastamos la vista y la espalda con máquinas cuya potencia por aquellos entonces no podría ni siquiera asomarse al horizonte de nuestra imaginación, que somos lo que somos, gente más o menos trabajadora, ordenada, más o menos creativa,… ¿hasta qué punto fue verdad lo que le prometimos a nuestros padres? Dicho de otra forma: ¿qué hay en nuestra formación, conocimientos y actitud actual que nos hace ser un poco hijos del Spectrum? ¿Nos dejaron un rastro constructivo en nuestro intelecto aquellas tardes ante la tele familiar con el cursor con una “L” parpadeante esperando?¿Qué poso de la infinita paciencia que ahora a veces demostramos cuando el jefe nos echa una bronca y nos mordemos la lengua o nuestro niño pequeño decide que hay que redecorar las paredes del salón con un rotulador permanente, se gestó escuchando los pitidos previos a un “Tape Loading error”? Desde luego, este análisis es muy personal y se ve circunscrito a mis condiciones particulares en las que la gloriosa máquina cayó en mis manos. ¿Recordáis aquella serie llamada “El gran héroe americano” en la que el protagonista tenía un traje con el que podía hacer prodigios pero que perdió el libro de instrucciones en el primer capítulo y sólo podía averiguar las propiedades de su pijama rojo por el método del ensayo y error?

¡Cielo Santo!¡He perdido el libro de instrucciones del Spectrum!¿Qué hago?

Pues algo así me sentía yo con mi Spectrum bajo el brazo y un manual en inglés del que apenas entendía tres palabras cada dos líneas. Lo primero, claro, fue trastear el BASIC. Analicemos lo que echando la vista atrás podemos cribar y sacar en claro :

-Música. Aprendimos mucha. Los que se subieron a este maravilloso y amplio carro a partir del 128k, tenían tres canales para que aquello sonara como un coro celestial con un simple “PLAY”. Pero los que aprendimos con las primeras generaciones ¿cuánto tiempo gastamos en exprimir la orden “BEEP” que hacía funcionar aquel cacharro al que llamarlo altavoz era un piropo?¿Quién no intentó transponer alguna sencilla partitura, experimentando hasta dar con el valor adecuado que había que usar para que una fusa o una semicorchea tuvieran la duración adecuada?¿Aprendisteis con soltura lo que era un tono y un semitono a base de meter cifras a la instrucción? Particularmente, a mí me enseñó más todo aquel trasteo sonoro que parecía tan desquiciante como la banda sonora de “Planeta Imaginario” que los dos cursos de solfeo que me chupé con un profesor particular.

-Trigonometría: Una de las grandes ventajas del 48 Kbs frente a las ediciones posteriores y a otros ordenadores contemporáneos como el Amstrad o el MSX, era que el teclado traía grabadas las órdenes del BASIC, no había que escribirlas, sólo pulsarlas directamente o seleccionar el modo extendido y apretar la tecla correspondiente. Cinco funciones por cada una de las 40, no estaba mal. Puede parecer una tontería, pero aquello nos empujaba a experimentar, a indagar qué hacían aquellas extrañas palabras pre-memorizadas, era imposible que no nos picase la curiosidad de tratar de averiguar para qué servía cada una…Y nos lanzamos a hacer pruebas, a veces a lo loco. Yo estaba en la EGB y la simple mención de la palabra seno, hacía que me ruborizase. Las tardes que pasaba fascinado por aquella pantalla (la mayoría) me daba cuenta que si alimentaba con valores aleatorios a las funciones SIN y COS los resultados siempre variaban entre -1 y 1, y si ya me complicaba la vida probando con múltiplos de PI (para el Spectrum 3,14159265), las cifras eran redondas. A lo tonto ibas atando clavos. Y si ya te daba por combinarla con PLOT y aparecían bonitos gráficos…Oooooh….En fin, que cuando en Segundo de BUP el profesor de matemáticas nos explicó de qué iba aquello, la lección de súbditos de Sinclair, la llevábamos ya medio aprendida. Estoy convencido de que si saqué unas notas aceptables aquel año, fue por mis experimentos spectrumnianos.

-Álgebra. Usemos matrices. El Spectrum sólo podía manejar las más sencillas, pero con DIM se podían hacer unos pinitos. Entendimos, que una variable no tenía por qué ser única, si no que podíamos operar con partes de ella. Asimismo, con el uso del PLOT y el DRAW aprendimos a movernos en la parte positiva de R2, a pensar vectorialmente, a descomponer en coordenadas a partir de una base. Simple pero suficiente para sembrar una semilla que nos haría más comprensible la física que se nos avecinaba.

Yo nunca tuve un Spectrum en casa y tan bien que me ha ido…

-Lógica. Si aspirábamos a hacer cualquier programita, casi lo primero que había que pensar era en un diagrama de flujo, controlar todas las opciones y las respuestas que cabían esperar, aunque finalmente no lo reflejásemos en un papel, con sus decisiones y distintas opciones y caminos. Aprendimos a hacer bucles con el FOR y el NEXT, apartarnos momentáneamente de la cuestión principal con el GOSUB o desviarnos directamente con el GOTO. Las decisiones las plasmábamos con el IF y como carecía del comando ELSE, aprendimos a simularlo, a saber que a una conclusión se podía llegar por otros métodos indirectos. Tampoco tenía el RENUM de otros BASICs así que aprendimos a ser ordenados numerando las líneas correctamente y tenerlo todo claramente planteado. Por supuesto, nadie diría esto viendo nuestro cuarto donde la entropía se había hecho la reina.

-Inglés: Es bastante obvio, pero el manejo de estos términos no dejaba de aportar su grano de arena, del grueso, a nuestro vocabulario. Seguro que muchas de las palabras que leíamos en las teclas o en las revistas que empezábamos a comprar incrementaron nuestro léxico en la lengua de Shakespeare y de Camila Parker para otras finalidades que no eran las de comunicarnos con el ordenador: OPEN, CLOSE, LOAD, DELETE, BREAK…Y a mejorar nuestra ortografía, sin duda, no era lo mismo “God saves the queen” que “God shaves the queen”

Aparta, empanao, que yo ya aprendo inglés con mi Spectrum

-Informática: ¿Quién sabía lo que era un píxel antes de tener un Spectrum?¿Y un byte?¿Y un baudio? Son términos que en nuestro día a día con este PC con triple núcleo y escandalosa memoria (y tan de ciencia ficción como los viajes a Marte visto desde aquella óptica pasada) desde el que escribo, se siguen usando e incluso ya forman parte del vocabulario general, pero la primera vez que oímos hablar de ellos fue en las revistas emergentes y abundantes del este nuevo mundillo, fijando luego la vista mucho en el punto oscuro de la pantalla iluminada que se había apagado a una orden nuestra. Sin duda, lo más parecido a la magia que nunca nadie haya visto.

-Electrónica: Vale, los Reyes Magos nos trajeron un juego de circuitos que iba con una pila de petaca, pero esto era otro nivel, era la vida real, operar a corazón abierto. Emociones intensas que nos hacían jugarnos la continuidad de nuestra fuente de ocio: cambiar la clavija de alimentación que nos tenía fritos porque se nos reseteaba el ordenador al moverlo, soldar por primera vez con estaño, instalar un reset profanando los sagrados tornillos de la carcasa, agujerear un reproductor de cassette para llegar al azimut y volverlo loco, consiguiendo que la cinta de El Fary de nuestro padre sonara como los Niños Cantores de Viena, distinguir entre corriente alterna y continua, ya que cuando el alimentador se rompía (a patadas después del vigésimo séptimo error de ejecución o carga) descubríamos que sólo nos valían 9 voltios alternos y ya podíamos tirar el transformador del bazar que habíamos comprado, cambiar teclados, manejarnos con entradas de sonido haciendo acoples impensables… (Yo tuve una radio de un coche cargando programas, bendito Computone cuando llegó a casa…). En definitiva, éramos pequeños McGivers del voltio.

-…Y videojuegos. Rompimos nuestra palabra, por supuesto. Y jugamos. Jugamos mucho. Años. Seguramente todo empezó con The brick, al inspeccionar el contenido de aquella cinta Horizons. Bueno, sólo será un ratito, además lo paro con el BREAK y miro el listado, para aprender mayormente. Y mira qué majo el vecino, que me ha dejado el Chequered Flag y el Cookie…Uno de mi clase dice que me graba el Commando si le presento a mi hermana…¡El Commando, tío, el de las máquinas!…¿Pero qué es esto?¿Fútbol?¿Match day? Sólo una liga, ya haré los deberes después de cenar, hay tiempo…Son las tres de la mañana, llevo aquí desde que Casimiro me mandó a acostar…¿Cómo narices se libera Hulk de la silla?…No, no puedo dormir, no se va de mi mente, he visto un anuncio del Uchi Mata, lo presiento, seguro que es un juegazo como los de las recreativas de kárate, mañana visito a la abuela y con lo que tengo ahorrado más algo que pida a cuenta del regalo de mi cumpleaños, que sólo faltan cinco meses, fijo que me llega para comprarlo…¿Por qué tarda tanto en abrir la tienda si ya es casi de día?

Es imposible cargarme a estos terroristas, ¡voy a necesitar un POKE!

EMS
Firma: Juan Francisco Torres

sorceneger

Juan Fº Torres (1975) es Empresario del reciclaje en Jaén y amante del Spectrum. Su impresionante colección y su irresistible poder de convicción dinamiza a El Mundo del Spectrum en todas sus áreas, por ejemplo promoviendo la participación de EMS en la feria Retromadrid. Siempre entre bambalinas, de vez en cuando se deja ver en el escenario humanizando a la máquina de Sinclair demostrando siempre ser una grandísima persona con un brillo especial.

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11 comentarios

  1. Me siento indentificado con todo lo que dices, especialmente con dos cosas: la profanación de los tornillos sagrados y las chispas de imaginación que saltaban solo con tocar la carcasa. Hasta que pude tener el mío, las pocas veces que podía usar uno la cabeza me daba vueltas de la cantidad de posibilidades que le veia a aquel 'cacharro'. Unido a la lectura de libros de programación (el que haya creado un programa con papel y lapiz pq no tenía más medios lo sabrá) las ganas de poner las manos sobre un Spectrum que fuera mío no hacían más que crecer día tras día, para así poder poner en práctica todas las cosas que iba aprendiendo junto con aplicaciones y juegos simples, pero que formaban la parte primordial de conocimientos de informática.
    Y por supuesto jug… estudié mucho cuando al final lo tuve O:-)

  2. Creo que todos hicimos nuestro teatrillo a la hora de conseguir el Spectrum. Lo mejor vino cuando apareció Microhobby, ahí tuvimos además la excusa cubierta de que era para "aprender"… y yo aprendí muchísimo… y jugué más XD XD XD
    Excelente artículo 😉

  3. Yo no mentí.
    Le dije a mi padre que el Spectrum me podía ayudar a hacer los deberes, y me dijo "los deberes tienes que hacerlos tú. Si te compro ese cacharro ni se te ocurra usarle para eso"
    Ahora con mi mujer tengo otra baza. Os habéis dado cuenta de que esta es una afición que no cuesta dinero? Usas el ordenador de casa y por mucho que programes o juegues no cuesta ni un duro. Quizá pagar un emulador como el Spectaculator. Horas y horas de diversión gratis (bueno, la luz). A ver quién puede decir esto!!!

  4. Grandísimo artículo Sorceneger.

    Aunque nuestra intención principalmente fueran los juegos, en realidad aprendimos muchísimas cosas sobre los entresijos de los micro ordenadores y la programación.

    A esto claro está, ayudó mucho Microhobby, que como siempre digo, es la mejor revista de informática de todos los tiempos por muchas razones.

    Recuerdo que de vez en cuando, picaba algún listado de la revista, y procuraba que me viera mi madre para que creyera que estaba programando cuando en realidad estaba copiando ¡Pero así aprendí un montón!

    Hubo un juego en especial del Microhobby que se llamaba "Manolo Minglanillas" que era de un astronauta. Pués le copié entero, y gracias a ese programa, aprendí a hacer mi propios juegos. Fue el princio…

  5. Genial y casi totalmente de acuerdo, yo siempre he sido de los que defendían que el Spectrum era una máquina seria donde se podía hacer casi todo. Yo lo hice y el summum fue cuando pude usar CP/M en un +3 con ese cambio de pantalla tan rápido para poder presentar 80 columnas conseguí por primera vez en mi vida no bajar de un SOBRESALIENTE en todas las notas del instituto (Electrónica de comunicaciones), ¿como? me pasaba los apuntes al Word Perfect del CP/M (Creo que era este) e intentaba recordar lo que quedaba oculto en la pantalla al leer el texto, esto lo hacía para las dos partes de la pantalla conmutable, osea ¡¡ Tremendo !! . Ahora bien, has metido bien la pata con lo de los 9v en alterna ¡¡ Pero que burrada hombre !! ahí se ve que te enteraste bien del tema. Los 9 voltios son siempre en continua, nunca jamás en alterna. La alterna solo se usa para transportar electricidad a grandes distancias, por eso la red eléctrica son 230V a 50 HZ. Por lo demás, excelente artículo …

  6. Bueno, digo que la Alterna solo se usa para transportar electricidad a grandes distancias, pero he simplificado demasiado y si no rectifico sería también una gigantesca metedura de pata, se emplea mucho en grandes maquinarias (Por ejemplo bombas de presión, motores elécticos, etc), pero siempre hablando de gran maquinaria eléctrica, nunca de electrónica o micro electrónica que nunca funciona con alterna (Es imposible). Saludos a todos !

  7. Hola!Mis cortitos conocimientos de electrónica debieron de interpretar malamente lo que ponía en el transformador del Spectrum 48 Kbs(hablo de memoria),Output 9V —, siempre pensé que las rayitas significaban alterna, que llevas razón que no es lógico. Nada, nada, ya mismo seguro que alguien hace andar un Spectrum a trifásica… Supongo entonces que los transformadores alternativos no me funcionaban por el amperaje que daban…Gracias por la rectificación! Y gracias a todos por vuestras amables palabras!

  8. Muy buen articulo. Bien analizado, desde el punto de vista que tenemos hoy en dia, de lo que fue nuestro nacimiento informatico. Esperamos otra reflexion similar dentro de otros 20 años. Seguro que nos descubres alguna cosa mas en la que nos influyo.

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