
La irrupción de los primeros títulos de una casa de software en los 80 suponía toneladas de ilusión para una chavalería ávida de nuevas aventuras electrónicas que llevarse a la boca. Dicha comunidad de jugadores, aprendices de programador y los que por entonces ya no eran tan aprendices recibían con los brazos abiertos cualquier publicación. Había que expandir un mercado aún por explotar y durante esa juventud del ZX Spectrum fueron cayendo una serie de juegos con un encanto singular. Para muchos de nosotros esta primera época, a pesar de no ser la más brillante en lo técnico, fue la más mágica e ilusionante, quizá por la novedad, quizá las ansias de descubrir las nuevas posibilidades que el ocio electrónico que podía ofrecernos o simplemente por el vicio de jugar. La cuestión es que, y ahora pongo mi atención sobre el título que hoy repaso, la primera etapa de una casa como Gremlin Graphics representa de manera efectiva esos alegres e ilusionantes inicios que uno nunca podrá olvidar. Hoy toca un viaje de altos vuelos: Percy The Potty Pigeon.

Para ser sincero he descubierto este juego ahora. No lo había jugado nunca, es más, ni siquiera sabía que existiera (bendito catálogo del ZX que nunca termina) y a pesar de ello me imagino a mí mismo en los 80 jugándolo y flipándolo. Es así que me topo con un título que pone el listón alto por dos motivos: un juego ciertamente logrado para su época y que por si fuera poco es la ópera prima de Gremlin. El primer trabajo de la casa ubicada en Sheffield fue publicado en el año de su nacimiento, 1984. Gremlin, afortunadamente para nosotros dio mucha guerra durante la larga vida comercial de nuestra máquina favorita, se enmendó año tras año sacando productos de mucha calidad, superándose a sí misma en varias ocasiones y publicando juegos hasta el ocaso comercial de la máquina Sinclair. Si hablamos de Gremlin seguramente muchos de vosotros os acordéis del bueno de Monty Mole, el topo, mascota e insignia de Gremlin a lo largo de la década que dejó una serie de juegos muy recordados por la comunidad. Pero no fue un topo el primer animal al que Gremlin dio alas, nunca mejor dicho. En esta ocasión el protagonista será Percy, una paloma.

Con el paso del tiempo el autor del programa , Shaun Hollingworth, acabó involucrado en varios de los programas estrella de la casa de Sheffield tales como Death Wish 3, Auf Wiedersehen Monty, The Way of the Tiger, Bounder o Trailblazer. La labor gráfica cayó del lado de Roy Vessey mientras que parte del concepto del juego fue inspirado por Peter Jackson.
La trama del juego no tiene nada de complicado; somos la paloma que ha de dar de comer a sus hambrientas crías. Curiosamente en sus inicios Gremlin Graphics echó mano de animales para dar protagonismo a sus juegos. A los ya citados Monty Mole y Percy podemos añadir a Sam, un armiño ladrón que se erigía como protagonista de otra de las primeras aventuras de la casa de Sheffield. Pero volviendo a lo que nos atañe ¿Cómo vamos a mantener vivos a nuestros polluelos? Fácil, a lo largo de las once pantallas de las que consta el juego hay diseminados varios gusanos que serán un perfecto manjar para las crías. El juego discurre por pantallas estáticas en las que se nos plantea un objetivo a alcanzar (los gusanos) y problemas a evitar en forma de arañas, perros, gatos, helicópteros, coches y numerosos enemigos que se interpondrán en el camino de Percy.

Al principio sumaremos puntos rápidamente pues cerca del nido encontraremos varios gusanos pero a medida que avancemos tendremos que hacer viajes de ida y vuelta al nido, cada vez más largos, con el gusano en nuestro pico. A más gusanos llevados al nido más puntos, y así hasta que logremos superar los 5 niveles de habilidad que propone el programa. Como dije antes el camino está plagado de obstáculos y enemigos, y no solo eso, Percy cuenta con una barra de energía que hemos de gestionar puesto que si ésta llega a su límite Percy caerá al suelo agotada, así que de vez en cuando tendremos que buscar un lugar tranquilo donde posarnos para recuperar nuestro brío y emprender nuestra búsqueda. En determinadas pantallas nos toparemos con una efímera, una especie de libélula que si logramos atrapar aumentará nuestra energía sin necesidad de parar para descansar. La presencia de este elemento en el juego es ciertamente estratégica puesto que una vez volemos con un gusano en el pico no podremos aterrizar para recobrar energía, bueno, sí podemos hacerlo pero perderemos el gusano por lo que la única opción de seguir volando con nuestra presa y conservar nuestra energía es alimentándonos de estos insectos voladores hasta llegar al nido de nuevo.

Una de las cosas que me ha llamado la atención del juego es el pájaro rojo, un enemigo que te perseguirá pantalla tras pantalla y que si te pilla… ¡tachán! te quita el gusano. ¿No os recuerda al infame astronauta rojo de Nodes of Yesod o al maldito pájaro ladrón de Livingstone Supongo. Amigos de lo ajeno y agotadores de paciencia nivel dios, estos son los peores. Afortunadamente la ave roja no es tan ágil y rápida como Percy de manera que podremos esquivarla sin excesivos problemas, al menos en el nivel más fácil del juego. A diferencia de este último enemigo los que encontraremos por el camino, algunos de ellos, sí serán lo suficiente rápidos como para ponernos en jaque y mandarnos al suelo restándonos una de las tres vidas con las que contamos. Sin embargo no solo de su agilidad sobrevive Percy, y es que la paloma cuenta con un arma secreta: huevos explosivos que pueden eliminar a los enemigos y sumar puntos a nuestro casillero. Eso sí, cuidado con llevar un gusano en el pico y usar los huevos pues si no acertamos con nuestra puntería perderemos el gusano.

Pasando a lo técnico decir que el título de Gremlin es un juego colorido, con unos gráficos propios de esa primera época, es decir, limitados pero cumplidores. Los escenarios parecen ser sacados de Sheffield, la misma ciudad donde las oficinas de Gremlin estaban situadas, de hecho en una determinada pantalla nos encontramos con las mismísimas oficinas de Gremlin además del desaparecido castillo medieval de la ciudad.
En cuanto a los controles y movimiento Percy responde ágilmente y se mueve por la pantalla bastante rápido así que ojo porque el exceso de velocidad en este juego puede hacernos pagar un precio demasiado alto. La partida no se ve amenizada por melodía alguna, obvio pues se trata de un juego de 48 K’s, algunos efectos cubren las necesidades sonoras mientras que en el menú de inicio tenemos un discreto Ronda Alla Turca de Mozart, melodía empleada en otros juegos (como por ejemplo el Dynamite Dan de Mirrorsoft).

Sinclair User en su edición de Febrero destaca el colorido como una de las virtudes de este título a sabiendas de que se trata de un programa que no es “complejo gráficamente”. Pero si hay una cualidad que destacar para este Percy The Potty Pigeon, y ahí coincidían tanto User Sinclair como Microhobby es en la adicción que el título ofrece, aspecto en el que estoy totalmente de acuerdo. Percy The Potty Pigeon ha resultado ser un descubrimiento de lo más agradable. Tiene ese aire de juego arcaico y sin embargo tiene detalles curiosos y se deja jugar que da gusto. Creo que se trata de un juego perfecto para que los peques echen unos buenos vicios lejos de aventuras bélicas, sangrientas y violentas. Es lo que tienen juegos como este o los de Monty Mole, aventuras algo más “infantiles” por llamarlas de alguna manera, pero aventuras en mayúsculas.

Esto se acaba y la loca paloma sigue su eterno vuelo en pos de un estómago lleno para sus crías. Una heroína de las que nos gusta. No podría terminar esta reseña sin antes acordarme de una persona que por desgracia ya no está en este mundo pero que un buen día hace muchos años en un local de ensayo tuvo a bien regalarme nada más y nada menos que su ZX Spectrum +2 y un puñado de juegos. Como comprenderéis un regalo así no se olvida. Así que Marcos ésta te la dedico allá donde estés. Un saludo a tod@s y nos leemos en la próxima. Salud y píxeles.

Los inicios siempre son duros pero en este caso, también dulce.
Gráficos - 50%
Movimiento - 65%
Sonido - 50%
Jugabilidad - 70%
Adicción - 78%
63%
Un juego sin muchas pretensiones que quizá haya quedado en el cajón del olvido, pero a la postre un título con un encanto particular.