
¿Quién no recuerda al extraterrestre más famoso y querido del cine?. Ser de la generación spectrumera es casi sinónimo de haber disfrutado de E.T., una de las genialidades más celebradas de Steven Spielberg. Un personaje bajito, adorable, que tuvo muy mala suerte en el naciente mundo del entretenimiento digital con adaptaciones nefastas; ya sólo las rememoramos precisamente por eso, por su escasa calidad. E.T. es conocido por ser “el peor videojuego de la historia”, y tuvo el honor de acabar con el gigante ATARI.

El Spectrum contó con una adaptación oficial. Digo esto con reservas, pues no resulta fácil llegar a reseñas o artículos de revistas de la época en las que se cite el asunto. También hubo programas que aprovecharon el nombre, o al menos las siglas, para despertar cierto interés hacia productos que no aportaban demasiado.
Teóricamente, el E.T. de Macronics es una adaptación oficial, al menos según se puede deducir de su portada si hacemos caso de la reedición española. La reseña de su lanzamiento no es ni mucho menos tan explícita, atendiendo a lo que se dice de “ya sabéis quién” y “¿cómo se han salido con la suya?”… sobre la portada de la edición inglesa, yo no he podido encontrar nada, pero me da que no va a ser tan clara… tampoco he localizado en más revistas noticias sobre este juego, sospechosamente discreto.

Decir que algo huele raro en este E.T. es ser prudente, pero lo cierto es que los gráficos no son dudosos sobre el aspecto del protagonista. Por lo demás el juego tiene su gracia, y orgullosamente puedo escribir que conozco a alguien que lo tiene, aunque sea en edición española. ¿Qué te falta ya por tener, don Juanfra?. Existe un E.T. programado por Mark Winn (Entirely Terrestrial, como nos advierte en las intrucciones) y otro aun más oscuro de Torcuato Ruiz Senises.
También quiero mencionar un curioso E.T.X. (un E.T. apócrifo) de Abbex…(Se puede descargar en W.O.S.). Supongo que eran otros tiempos, antes de que los abogados tomasen el mundo. Fijaos, está ahí tras una ventana, y esa mano…

Pero mi interés por este personaje nunca había pasado de la sonrisilla, acompañada de una leve flexión lateral del cuello. Como casi siempre, las mejores historias surgen por casualidad. Y, si hay suerte, en una tienda polvorienta.
Encontrábame paseando por la calle Feria (estaba deseando empezar así una historia), cuando entre sorbo y sorbo de mi agua con gas pasé por delante de la librería Baena. Me estoy quitando de la Cocacola, por cierto. Este rincón lo conozco desde muy pequeño, cuando iba a cambiar mis Mortadelos desgastados por otros aun más desgastados, y era regentada por un señor con parálisis facial que me aterraba. La verdad es que me dio mucha pena cuando se retiró, pero dejó en su lugar a una familiar que espero nunca deje el negocio.
Una mañana libre es un tesoro en potencia; así me levanto yo cuando estoy contento. Así que decidí entrar, después de años sin animarme a ello. Esta tienda parece detenida en el tiempo. Entró una señora ofreciendo donar libros antiguos de medicina, pero no los aceptaron “porque ya no se puede estudiar en ellos”, y casi se me cae el ejemplar de El Exorcista que tenía en la mano. Al fondo, la sección de cómics para adultos donde nunca me atrevía a llegar cuando chico. “Coño, si ya soy un pureta”, pensé. “Échale huevos, Manu”, y con toda tranquilidad me senté delante de una estantería llena de viejos CIMOC que vendían a 1,80. Había un montón con buena pinta, pero según me iba a la izquierda las portadas estaban un poco más ajadas y viajaba atrás en el tiempo. Entonces recordé a dos grandes: Luis Royo y Azpiri. En efecto, empecé a ver trabajos suyos. Aquí ya me sudaban un poco las manos. “No me jodas”, los números 35, 40 y 74. Ahí estaban los originales de las portadas de algunos juegos míticos. Encontré los 1, 2, 3, 4 y 5, y después de un pequeño salto, el 11. La primera aparición de Lorna y su robot, de Azpiri. (Demasiado picante para un niño chico, jejeje). Y como soy un tipo curioso, en la segunda página de esta revista me detuve en cierto dibujo sospechosamente parecido a E.T., pero con una pinta algo siniestra. Aquí leí por primera vez el nombre de un barcelonés: Joaquín Blázquez. Y menuda historia anunciaba para el siguiente número, que por arte de magia también estaba.

Joaquín Blázquez Garcés es un autor cuya leyenda circula de forma más o menos susurrada entre los dibujantes e historietistas españoles. Descubrí que existió un documental no acabado hasta lo que he podido averiguar -producido por Lacajanegra-, y dirigido por Víctor Sarabia Miró, en el que se intentó plasmar su vida. Hasta existe una web dedicada, pero sin actividad. He leído lo que he podido sobre este hombre, y algunas cosas podrán ser discutibles, pero hay un hecho incontestable: E.T. le mató.
Quisiera guiaros por esta historia exactamente del mismo modo en que yo la descubrí: con los menos intermediarios posibles. Es decir, me limitaré a exponeros los documentos y a un comentario después. ¿Por qué?. Pues porque me gustaría que experimentaseis las sensaciones que yo mismo fui viviendo, y que van desde la sorpresa y la duda hasta la tristeza e indignación al final.
Comenzaré con algunos datos.
Joaquín Blázquez nació en Barcelona el 6 de octubre de 1946. Con 13 años, de la mano de la agencia Bardon Art, comenzó a realizar ilustraciones de libros didácticos para el mercado Boliviano. Sus primeras serie de cómics fueron Bufalo Bill (Galaor 1965) y la colección Ben-Hur (1965). En 1975 contactó con Selecciones Ilustradas, para publicar con la americana Warren. Continuó la serie de «La momia» (The Mummy Walks), original de Jaime Brocal Remohí y Santiago Martín Salvador. Posteriormente dibujó cuatro historias cortas para Vampirella; la más famosa fue “Then One Foggy Christmas”, (Vampirella nº 49, Marzo1976), en Español “Melvin”.
La sorpresa:

Melvin, el personaje dibujado por Blázquez que apareció en Marzo del 76 en Vampirella. ¿Las primeras imágenes de E.T.?.
Otra imagen del Melvin, de Blázquez:

La duda:
Se atribuye la creación del E.T. de Spielberg a Carlo Rambaldi, pintor y especialista en efectos especiales que colaboró con éste durante la concepción de la película. También es responsable de los alienígenas de Encuentros en la Tercera Fase y trabajó en King Kong (1976). El guión, de Melissa Mathison, no describía demasiado al extraterrestre; después de una serie de pruebas, se llegó al aspecto final. Aquí, Rambaldi junto a algunos bocetos.

Según la historia oficial, la inspiración de Carlo Rambaldi fue una obra suya, “Las mujeres de Delta”. Nótese, como se lee en muchas partes, que el cuello de E.T. está inspirado en esta obra.

Y aquí una composición con ambos diseños:
Aunque Rambaldi le pone cara de bueno, el parecido es notable, ¿no creéis?. De todos modos, si la inspiración del cuello está en las Mujeres de Delta, el rostro desde luego nos recuerda más a la obra de Blázquez.
La tristeza:
Os dejo el recorte de La Vanguardia (Viernes 1 de Junio 1984) y la entrevista en CIMOC. (Espero que las marcas de agua permitan leer bien el texto).
Y la indignación.
Por tantos genios olvidados. Blázquez murió en 1986 alcoholizado y colmado de antidepresivos víctima de su propia sensibilidad; obsesionado con E.T. y Melvin, Melvin y E.T., que en su mente eran uno. Spielberg hizo lo peor que podía hacer en este asunto –ignorarle-, pero el destino aun le reservaba otra pena peor: el olvido por parte de sus compatriotas.
Ojalá descanses en paz, Joaquín Blázquez; sirva este pequeño homenaje en un rincón de la Frikisfera para que al menos unos pocos conozcan tu historia.

Firma: Manu Sevilla
Es indudable que hay parecido entre uno y otro. Pero que sea una casualidad tampoco tiene porque ser inverosímil. Lo que me deja perplejo es que Melvin tenga esos pedazo de dientes y que el personaje sea malévolo. Y digo que me deja perplejo porque Spilberg pretendía que ET fuera un extraterrestre malvado. Algo que le quitaron de la cabeza y cambiaron para hacer la película que conocemos.
Más similitudes…?
Desconocía el detalle de que Spielberg quisiera inicialmente que E.T. fuese malvado. He intentado presentar la historia de forma neutral, pero esto que cuentas… creo que es un tanto a favor de la idea de Blázquez. Para mi Melvin es mucho más parecido a ET que esas mujeres de Delta.
El parecido es sospechoso pero las casualidades también existen .
Hola, me acabo de enterar de esta extraña historia. Yo creo que es todo coincidencia. Sí que se parece en los ojos y en la forma de la cabeza vista de frente, pero había que ver si el dibujante español dibujó alguna vez la forma alargada de la cabeza clásica de ET. En la nariz también, aunque en el comic hay muchos personajes con esa nariz. En el cuerpo no tiene nada que ver.
Hay que reiterar que la forma de ET ya aparece más o menos formada en Encuentros en la 3ra fase, del 77 (y en producción años antes).
No sé, la historia es triste, (y creo que algo de obsesión hay en ella) pero me parece díficil que Spielberg (o Rambaldi, que se supone es su verdadaero creador gráfico) se fijase en un comic español… Yo creo que es de esas coincidencias que hay (montones) cuando un personaje ficticio llega a tanta gente.
Ah, creo que cuando Spielberg pergeñaba ET como un extraterrestre malo, había sido años antes, o sea, no existía aún forma gráfica del "bicho".