
En el imaginario popular de los 80, las animadoras, los profesores, los jugadores de rugby, jardineros, etc. eran habituales en películas y series americanas con temática de colegios e institutos. El chico que busca enamorar a la chica más guapa de su clase, las chupas, los tupés, los coches «quemagasolina», los profes con aspecto de científicos locos, los comedores con bandejas metálicas, etc. fueron elementos introducidos especialmente en los 50 y 60. Mikie tiene un poco de todo esto para ofrecer un arcade de lo más gamberro y divertido.
Conversión de la recreativa de Konami
En 1984 Konami lanza la máquina recreativa Mikie. Nunca fue un éxito comparable al de otras coetáneas pero sí es recordada, entre otras cosas, por su precioso mueble. La mecánica del juego era perfectamente transferible a un Spectrum. Qué buena época aquella en la que manteníamos la esperanza de que nuestro ordenador nos permitiera ahorrar muchas monedas de cinco duros con conversiones más que dignas.

Alabado sea Joffa
Imagine fue la encargada de convertir la recreativa de Mikie a nuestro Spectrum. Una gran noticia, más cuando supimos que Jonathan Smith fue quien recibió el encargo. El equipo lo completarían Martin Galway y F. David Thorpe. La ilustración de portada, obra del genial Bob Wakelin, superaba con creces los diseños originales de Konami.
El resultado fue un título fiel al original, bonito, colorido y con toda su jugabilidad. Nadie puede considerarlo uno de los juegos TOP para Spectrum pero sí podemos afirmar que entre las conversiones es muy destacable y se trata de un gran trabajo del bueno de Joffa.

Visualmente destaca a primera vista su colorido y el detalle de sus gráficos. Todo es perfectamente identificable y, aunque los sprites son todos de color negro, esto evita conflictos con el colour clash.
Nuestro protagonista, Mikie, el profesor, el cocinero, el de la limpieza, las animadoras, etc. muestran detalles que los hacen claramente identificables y facilitan jugar sin confusiones y centrados en el objetivo. El color, sin escatimar su uso en absoluto, lo aportarán el resto de elementos del decorado.
Gamberrismo en estado puro
La historia, como no podía ser de otra manera, no es lo más importante. Mikie es un chaval que pasa los días de instituto obsesionado con Mandy. Un día recibe en clase una nota de una amiga de su chica diciéndole que le está esperando en el patio por lo que raudo y veloz se dispone a llegar hasta allí pasando por las clases y otras estancias del centro como los pasillos, esquivando en todo momento a profesores y otros miembros del personal que le pondrán difíciles las cosas.
Para pasar de pantalla Mikie tendrá que conseguir todos los corazones de manera que se rellene la palabra de la zona superior. En ese momento se abrirá la puerta para poder salir a la siguiente. Los corazones parpadeantes dan más puntos.

Para conseguir los corazones tendrá que pasar por ellos o conseguirlos a base de gritos. En algunos casos, como en la primera pantalla, tendrá que echar a base de culetazos a sus compañeros de clase de sus pupitres. Una vez liberado el pupitre podrá coger el corazón correspondiente. Todo esto esquivando al Señor Smith, que mostrará un ímpetu exagerado en cogerte. Genial el hecho de que sentarte en una silla libre hará que el profesor cese en su persecución.
Y es que este juego contaba con numerosos detalles que te sacaban como mínimo una sonrisa. Ese carácter gamberro le daba una personalidad única.
Jugabilidad a prueba de culetazos
Las pantallas en las que jugaremos serán: clase, vestuarios, comedor, gimnasio y patio. Cada una de ellas nos ofrecerá un reto. Si el detalle de tener que dar culetazos, que mencionábamos anteriormente, nos gustaba mucho, el poder coger una pelota para lanzársela al profesor, al de la limpieza o al cocinero, para que éste se entretuviera botándola durante un rato, era simplemente genial.
Entre pantalla y pantalla tendremos que recorrer el pasillo. Sin duda el encargado de la limpieza es quien va a mostrarse más agresivo. Algo le debimos hacer en el pasado. Quizá tiramos un chicle Bubo Cheiw al suelo en su presencia. Quién sabe.

Tendremos un reto complejo pero su maravillosa jugabilidad nos permitirá ir progresando para evitar frustrarnos en exceso hasta el punto de abandonarlo. Jugaremos siempre en espacios no demasiado grandes, con enemigos rabiosos y con objetivos que exigirán altas dosis de sangre fría.
Afortunadamente el movimiento será siempre al milímetro. Todo funcionará de forma fluida. Nunca dejaremos de tener el control de la situación y nuestra habilidad será la clave para terminar con éxito.
Mikie es de esos juegos que podías terminar. En aquellos tiempos algo como eso no era cualquier cosa. Jonathan Smith hizo un trabajo extraordinario como siempre en el apartado de la jugabilidad. Su sello impregna el resultado de principio a fin.
Otros aspectos técnicos acompañaban a la perfección obteniendo finalmente un resultado redondo. Nos tenemos que referir, por ejemplo, al apartado sonoro. Nada más cargar el juego sonará una magnífica y reconocible melodía beeper con el tema «A Hard Day’s Night» de los Beatles. Durante el juego no pararán de sonar efectos de sonido que animarán la acción y harán aumentar el estrés.
Conclusiones
Nos encontramos ante un juego técnicamente impecable en todos sus aspectos. Si bien nunca fue considerado uno de los grandes clásicos del Spectrum, sí podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que se trata de una de las mejores conversiones de recreativa que pudimos disfrutar en la máquina de Sinclair.
Además su popularidad creció gracias a estar incluido en una de esas cintas de Microhobby, concretamente la del número 208, la de la portada del Golden Axe.

Jonathan Smith nos acostumbró muy pronto a su talento inconfundible. Que un juego tuviera su sello era garantía de disfrute y orgullo. Orgullo por poseer una máquina capaz de tanta diversión. Mikie está situado en una posición privilegiada dentro del catálogo del Spectrum como lo que es, una de sus mejores conversiones de recreativa.
Genial conversión de la recreativa de Konami, obra de Jonathan Smith
Gráficos - 72%
Movimiento - 85%
Sonido - 84%
Jugabilidad - 87%
Adicción - 88%
83%
Juego técnicamente impecable en todos sus aspectos. Si bien nunca fue considerado uno de los grandes clásicos del Spectrum, sí podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que se trata de una de las mejores conversiones de recreativa que pudimos disfrutar en la máquina de Sinclair.
Juego muy chulo. Siempre lo recordaré porque me lo compré original y después de prestárselo a uno, nunca me lo devolvió… A ver si un año de estos me cruzo con él jajaja
Otra gran obra de Joffa. Ojalá todas las conversiones a nuestro ordenador hubieran sido la mitad de buenas que las que hacía Joffa.
Creo que todos tenemos casos como ese. Siempre se habla de los libros, que no hay que prestarlos porque igual no te son devueltos, pero con los juegos de Spectrum también pasaba.