
Ser el villano a veces tiene su encanto. La idea de llevar al jugador “al lado oscuro” está ya más que explotada pero hace algún tiempo no era algo tan común ¿Por qué no luchar contra héroes? ¿Por qué rescatar una bella dama cuando puedes comértela? ¿Por qué salvar una raza que está destruyendo el planeta? ¿Y si destruimos medios de transporte contaminantes? ¿Y si demolemos algún bloque de pisos construido ilegalmente? Si empiezas a detestar la raza humana, este es tu juego.
De cómo ser el malo a ser el bueno si tienes en cuenta que el ser humano es lo más perjudicial para el planeta tierra, y por qué no, para sí mismo (recordemos el dicho Homo Homini Lupus). Esa podría ser una buena razón para todos los que en su momento se vieron atraídos por Rampage, una recreativa de 1986 creada por Bally Midway en la que el jugador encarnaba un gigantesco monstruo para arrasar por completo distintas ciudades del paisaje norteamericano. Lo interesante de dicho arcade no era solo poder luchar contra la humanidad, sino hacerlo en compañía. Lógicamente cualquier partida a tres jugadores se convertía en una sucesión de risas, sorpresas, ejecuciones, golpes, explosiones y un sinfín de acontecimientos que no dejaban lugar al aburrimiento. Afortunado el que pillara el arcade con tres mandos y dos colegas.
La verdad que un servidor no tuvo la ocasión de probar el original hasta el MAME pero sí disfruté la suerte de cruzarme en su momento con la conversión de Activision para Spectrum, lanzada dos años después del original. Lástima que Activision, una de las pocas casas de la época que aún sobreviven con su nombre de antaño, no se prodigue en dejarnos catar su dilatado catálogo spectrumero, y digo lástima porque hay por ahí algunos títulos más que interesantes. Bien, entrando ya de lleno en Rampage decir que una partida o un par de vistazos a los pantallazos de rigor nos retrotraerán al Japón de Godzilla, aquel gigantesco dinosaurio mutante que destruía las urbes niponas a troche y moche y que daría pie a su vez al subgénero Kaiju (del japonés “bestia gigante”) en el cine. Y es que la criaturita fue engendrada a causa del terror nuclear tras los ataques americanos en Hiroshima y Nagasaki durante la segunda guerra mundial. Volviendo a Activision, una casa que surgió de la rebeldía de empleados de Atari quienes no aceptaron cobrar un sueldo fijo en lugar de hacerlo por ventas amén de ser ignorados en muchos casos en los créditos, decir que supieron ver un arcade que podría traer buenas adaptaciones a unos ordenadores caseros que por entonces disfrutaban de una cómoda posición frente a las consolas tras el descalabro comercial en el videojuego de 1983. La virtud del original Rampage fue astutamente adoptada por Catalyst Coders; el grupo de desarrolladores que trabajó en la conversión para Spectrum y que contó con importantes efectivos como Bob Pape (Tusker, Dragon Breed, R-Type) o Mark A. Jones (Afterburner, Altered Beast, R-Type).
El argumento de Rampage es casi nulo; tres clientes deciden comprar un “big muck” (gran bazofia) en la prestigiosa cadena de comida rápida Greaseburger con tan mala suerte que la comida adquirida para la ocasión incluía un aditivo experimental creado por el departamento de investigación de la cadena. Como no podía ser de otra manera los desgraciados clientes George, Lizzy y Ralph mutan en unos enormes monstruos con forma de gorila, saurio y lobo respectivamente. El drama está servido. A partir de aquí lo que queda es una lucha sin cuartel en la que el objetivo de demoler todo lo que quede a tiro de piedra en los Estados Unidos de América.
Antes de jugar tenemos la opción de elegir cual de los tres monstruos queremos encarnar, además podremos definir teclas, algo esencial si la partida tiene lugar con más de un jugador humano y es que juguemos solos o no siempre habrá tres monstruos en pantalla. La partida comienza justo como en la recreativa, varios teletipos dan la voz de alarma; uno anuncia destapa que el fraude de la comida experimental ha quedado al descubierto; en otro el alcalde de la ciudad afirma que la devastación ha de cesar mientras que en un tercer comunicado se anuncia la posible incorporación a la guardia nacional para combatir a los monstruos. A medida que vayamos pasando pantallas nuevos mensajes nos pondrán sobre aviso. Y es entonces cuando comienza la devastación y la locura.
Con una perspectiva lateral, Rampage tiene como principal objetivo la destrucción de todo lo que aparezca en pantalla, pero para ello no vamos a ir soltando manguzadas a lo loco, bueno al principio quizá sí pero pasadas unas pantallas nos daremos cuenta que no podremos demoler ciertos edificios hasta que acabemos con los que hay delante. ¿Cómo demolemos un edificio? Fácil, con nuestros potentes cuartos delanteros iremos golpeando diferentes zonas de cada bloque de pisos dejando la fachada llena de boquetes. Una vez una misma estructura acumule muchos de estos agujeros un irremediable avance de grietas hará acto de presencia desde los cimientos hasta la última planta, momento en el que el edificio se vendrá abajo poco a poco hasta quedar hecho un amasijo de cascotes. Una vez derribemos todos los edificios pasaremos al siguiente nivel/ciudad aunque no será un camino de rosas pues tanto la policía como el ejército y los civiles nos lo pondrán difícil. Y no solo eso, coches patrulla, tanques o helicópteros completarán virulentas maniobras para restarnos vida y mandarnos al otro barrio; por suerte tenemos a nuestra disposición algunos items que repondrán nuestra energía. La mejor manera para ello es zamparnos a los propios enemigos que quedan a nuestra merced siempre que los tengamos a mano, nunca mejor dicho. También podemos escrutar entre los restos de los edificios y encontrar comida si bien no todo lo que vayamos a encontrar nos ayudará (cuidado con engullir electrodomésticos o veneno). Con todo esto iremos avanzando poco a poco y pasando pantalla tras pantalla hasta completar las 40 que componen la conversión.
En lo jugable Rampage es bastante cumplidor pero ¿Y en lo técnico? Pues tampoco baja el listón si bien gráficamente no es deslumbrante sí mantiene el tipo gracias a un paisaje muy colorido con unos fondos de las ciudades bien planteados y que dan atmósfera. La “pincelada” es gruesa pero no por ello desluce el resultado cuando está bien acabado como es el caso. Los sprites de los protagonistas son cojonudos aunque el patrón sea el mismo y solo cambie la cabeza del monstruo, algo muy de nuestro querido Spectrum. Quizá lo menos destacable en lo visual sean los enemigos, no excesivamente trabajados, especialmente los helicópteros. Aun así el apartado gráfico cumple con rigor.
Uno de los puntos a favor del juego de Activision es claramente el movimiento y las animaciones. En cuanto al primero decir que el control está bastante logrado teniendo en cuenta que manejamos un sprite relativamente grande; los desplazamientos de los mismos son suaves y responden rápido a nuestras teclas. Tenemos la posibilidad de encaramarnos en cualquier edificio, subir o bajar por ellos como Pedro por su casa amén de poder lanzar golpes hacia delante, hacia abajo o levantar el puño por si algún molesto helicóptero interrumpe nuestra labor de demolición y terror. Igualmente contamos con un salto que nos permitirá pasar de una estructura a otra y ¡ojo! Porque una vez un edificio empiece a desmoronarse tendremos el tiempo justo para abandonar el edificio y pasar a otro. Si no somos lo suficientemente rápidos nuestro querido engendro se echará las manos a la cara cual niño chico y caerá de culo sobre el asfalto con el consiguiente daño para nuestro monstruito. Antes de terminar con esta apartado me gustaría resaltar las animaciones. Si os fijáis en George, Lizzy y Ralph gesticulan y lo hacen muy a menudo (en ese aspecto me recuerdan al espontáneo Batman de Jon Ritman o el colosal dragón de Tanathos), ello sumado al constante vaivén de enemigos hace que cada nivel sea un continuo chorro de vida en pantalla. Tampoco me gustaría dejar de comentar que a pesar de tanto movimiento en pantalla la acción no se resiente, ni la velocidad de la partida tampoco.
El logrado control no hace más que dejar un nivel de dificultad bastante bien ajustado, no obstante hemos de tener en cuenta que nunca jugaremos solos ya que la computadora nos echará un cable manejando a los dos monstruos restantes si no tenemos algún colega al lado para arrasar la ciudad. Así podemos dejar respirar a nuestro personaje un poco antes de volver a la carga, eso sí, la constante presencia enemiga nos va a dejar poco tiempo para recuperarnos. A medida que pasamos pantallas los ataques serán más agresivos y el número de enemigos en pantalla aumentará en consecuencia. Para terminar de desgranar el apartado técnico el aspecto sonoro cumple a base de efectos y poco más, nada de melodía.
Ciertamente Rampage fue un juego que dio que hablar en su día y la conversión que pudimos disfrutar en Spectrum también puesto que se trata de una adaptación bastante fiel al original salvando las distancias. Además, no es muy común poder jugar a tres jugadores simultáneos en un título de Spectrum y Rampage tiene el honor de pertenecer al olimpo de programas multijugador en los que disfrutar de compañía en la máquina Sinclair. No solo es eso, ser el malo también tenía su puntito y en las edades en las que uno pillaba este juego mucho más. Aún recuerdo un viejo amigo de infancia animándome a echarnos unas risas con este loco y divertidísimo juego.
Las publicaciones más notables del momento también supieron ver las virtudes de Rampage :
– Microhobby (#163):” …la adicción que el juego posee os puede hacer pasar horas delante de la pantalla…”.
– Computer and Videogames (#75): “Los gráficos y las animaciones son replicas bastante buenas de la recreativa original, incluso hasta las más mínimas expresiones faciales de los monstruos”
Otras revistas destacaron una diversión limitada por su corta duración:
– Crash (#49): “Sin embargo, la partida carece de variedad y en consecuencia dudo de su encanto a largo plazo”
– Sinclair User (#71): “Rampage es un juego lento y que aburre cuando estás escalando rascacielos y golpeándolos. Hay muchos títulos más económicos mejores”
– Your Sinclair (#27): “ …puede que acabes dejándolo por algo con un valor más duradero”
A pesar de que no comparto algunas de estas últimas valoraciones si es cierto que el juego no tiene una variedad en su jugabilidad, pero bueno, esto se trataba de una vorágine destructiva, que para cerebros de adolescentes ochenteros era más que suficiente. Meses después de la irrupción de la conversión de Activision otros sucedáneos hicieron acto de presencia en el mercado. Quizá el más destacado sea Ramparts: un calco de Rampage desarrollado por Go! que tiene lugar en tiempos medievales y en el que tendremos que manejar a caballeros gigantes entre murallas y castillos. Técnicamente bastante logrado si bien es mucho más difícil que el de Activision y solo disponible en modo dos jugadores, no tres. El caso más flagrante es el de Aaargh!, uno de los últimos títulos de una decadente por entonces Melbourne House, hablamos de 1989, que no lograba convencer con un juego aburrido y soso carente de interés alguno.
Y es que la franquicia Rampage no acabó en los 80; tuvo continuación una década más tarde de su nacimiento pero por entonces nuestro querido Spectrum ya estaba más que enterrado comercialmente. Varios títulos más han dado cuerpo a la saga en varias plataformas, siempre rindiendo culto al original. Y no queda ahí la cosa: Warner Bros, que se hizo con los derechos del videojuego, estrenó el mes pasado una adaptación cinematográfica protagonizada por el incombustible Dwayne Johnson, que últimamente está hasta en la sopa.
Como podéis comprobar la influencia de George, Lizzy y Ralph llega hasta nuestros días y parece ser que hay destrucción y locura para rato. Benditos monstruos y bendita locura. Por cierto una vez mueres en el juego tu personaje vuelve a su estado humano original y lo hace escapando de la pantalla por lo bajini, no vaya a ser que alguien se dé cuenta del destrozo que hemos hecho y nos reclamen daños y perjuicios. Salud y píxeles chicos ¡Hasta la próxima!
¡Mola la conversión! 🙂
Horas y Horas jugando con mi hermano a destruir edificios y vehículos. Un juego divertidiiiiisimo y una dificultad muy AJUSTADA,algo raro para la época 🙂
Probé las versiones de N64 y me suena que alguna otra en ..playstation? y no me resultaron ni la mitad de entretenidas que la de mi spectrum+
¡Cuántas horas le metí a este juego! Lo de tenerlo original influyó en que invirtiera todo ese tiempo porque nunca fue para mi uno de los TOP pero es indudable que se dejaba jugar muy bien.
Gran análisis como siempre Kidsaguf.
Llegue a jugar con mis 2 hermanos a la vez, todos usando las teclas a la vez.
Debe de ser de los pocos juegos de Spectrum que soporta 3 jugadores simultáneos.
Muy buena review! Anda que no eché horas a este juego con mis hermanos. Dándonos de puñetazos nada más empezar la partida (durante la caída), robándonos la comida, jugando al tenis con el tranvía que salía unas fases más adelante, …
Recuerdo que, cuando dos jugadores se pegaban un puñetazo a la vez, George siempre tenía prioridad. A pesar de eso, yo siempre jugaba con Lizzy 🙂
Era genial liarse a mamporros y no dejar títere con cabeza. Lo jugué antes que a la versión de la recreativa y por eso le guardo un cariño especial a esta conversión. Su fórmula parece no pasar de moda, pues si bien juegos de esa época no han envejecido bien, éste parece tener encanto suficiente para las nuevas generaciones. Si lo hubiesen creado en la actualidad, se vería a los “protas” arrancando corazones y bebiendo la sangre en un cuenco en slow motion, por supuesto.
Recuerdo con nostalgia tiempos donde los juegos eran menos violentos, al menos visualmente.
La verdad es que a mí si me gustó el juego, era bastante frenético como para pararse a pensar en la monotonía de la que hablan los comentarios de la época. Muy buena conversión sin duda. Activision hacía muy buenas conversiones por aquel entonces.