
El mundo del Spectrum… Cuando Alejandro Ibáñez, en los albores del internet doméstico, creó esta web, no pudo estar más acertado en la elección del nombre. El Sinclair ZX Spectrum generó a su alrededor todo un mundo, en el sentido de esta palabra como sinónimo de universo. Fue diseñado como la máquina total para el hogar a principios de los ochenta, apoyaría al padre en la contabilidad doméstica, a la madre en la organización de su agenda y para los hijos sería una ayuda en sus estudios y un núcleo importante de sus ratos de ocio, que además tendría una vertiente educativa. Y si bien ese objetivo lo consiguió parcialmente, sí que logró algo básico como que la informatización de nuestra vida fuera un hecho, que la sociedad diera ese primer paso imprescindible en un cambio de sentido en la concepción de muchos de los aspectos del día a día. De hecho, no es absoluto extraño encontrar a programadores actuales de aplicaciones serias que mueven realmente nuestra sociedad que reconocen que la máquina del teclado de goma fue una especie de chispa adecuada hacia su futuro convertido en presente, que sin la fascinación ante lo que se podía hacer en aquella pantalla, seguramente su camino hubiera sido otro.
El invento de Sir Clive fue una breve (sólo duró unos años) pero importantísima pieza para el desarrollo de la informática en Europa, tanto occidental como al otro lado del telón de acero. Es por eso por lo que tuerzo el gesto delante de mi ordenador actual cuando me meto a curiosear por los anuncios de segunda mano en búsqueda de algún material de los que en ocasiones me gusta coleccionar y leo expresiones del tipo “Vendo consola Spectrum con muchos juegos”… Un leve pellizco se me origina junto al estómago, pues mi fuero interno me grita que nuestra máquina fue mucho más que una simple fuente de entretenimiento, aunque sería de ciegos negar que sí, que en el inconsciente colectivo lo primero que vemos que ha sobrevivido de aquella herencia son los chirridos acompañando a un tiempo de carga que todos recordamos como largo y expectante.
Hace unos meses se anunció del nacimiento del proyecto Vega, una consola (sí, consola, una máquina que sirve exclusivamente para jugar) compatible con el inmenso catálogo del Spectrum. La noticia originó un moderado debate en el seno de nuestra comunidad que no dejó indiferente a nadie. Y todo se volvió aún más incandescente de lo esperado cuando inesperadamente entró en escena el Creador, el hombre a quien siempre había molestado que su apellido hubiese quedado ligado para mucha gente en exclusiva a los primeros videojuegos británicos. Lo hizo con un video, breve, con planos cortados, en una cocina, sin mucho entusiasmo, pero realmente un Sir Clive septuagenario daba su bendición a la máquina para cuya construcción se estaban recaudando fondos. A partir de ahí, como una especie de bautismo oficial, el proyecto recibió el nombre del aparato que esta semana, antes de lo previsto, inesperadamente, ha llegado a mis manos: Sinclair ZX Spectrum Vega.
Una vez con el resultado final sobre nuestra mesa, lo que toca es, evidentemente, proceder a ver lo qué es lo que nos ofrece. Empecemos por lo más obvio, su presencia física. El Vega viene presentado en una caja que imita a la del gomas original, negra, con la foto del aparato que contiene en el anverso…y el sello Pegi, para cumplir con la normativa referente a videojuegos en el siglo XXI. El reverso también es una actualización de las preciosas instrucciones para conectar el Spectrum original, cambiando la imagen del reproductor de cassette por el de una micro SD y el de la fuente de alimentación por el de un transformador a USB (no incluido). Sí han dejado igual la silueta de la tele de tubo, siendo el resultado final bastante agradable.
Abrimos el paquete y nos encontramos con que el aparato viene resguardado por una estructura de cartón, en lugar del entrañable, y pegajoso con el tiempo, poliespán blanco. Tampoco hay algo parecido al excelente y voluminoso libro original, y en su lugar tenemos un cuadernillo sobrio de 14 páginas, sólo en inglés, pero bien redactado y estructurado que solventa rápidamente las dudas que pudieran surgir. Y finalmente, el Vega propiamente dicho. Para que os hagáis una idea de sus dimensiones, suponed dos paquetes de tabaco juntos y tal vez un poquito más. Es más o menos del tamaño de un Iphone 6 plus o de un LG G3.
Llaman la atención los cuatro cables que salen de donde en el original se situaban el mic y el ear. Dos son para el audio en estéreo, uno para el video (RCA) y un cuarto con una toma USB que el Vega utiliza para alimentarse. Aunque se puede utilizar con un adaptador de corriente y con otro para el euroconector en una tele de los 90, se nota que ha sido diseñado para correr en los aparatos actuales donde las tomas externas y el USB están próximas. Los cables son lo bastante largos para permitir jugar a una cierta distancia.
Sin lugar a dudas, uno de los principales recuerdos que tenemos los usuarios del primer Spectrum, es el tacto de sus materiales, la rugosidad de su carcasa y la suavidad de las teclas de goma que tanta personalidad le dieron. Hay cuatro en el lado derecho que imitan a las originales, con los comandos del Basic serigrafiados. En este apartado el Vega pasa justito de nota, pero se puede considerar aceptable porque ha de ser tremendamente difícil encontrar treinta años más tarde materiales que repliquen a aquellos exactamente. Donde sí chirrían con claridad las sensaciones de quien pase sus dedos por la superficie de la consola es encontrarse con el cuerpo extraño para nuestros recuerdos que supone la cruceta para jugar (es una sólida, no son cuatro botones sueltos), tal vez algo dura pero suficientemente precisa. El peso de los cables, como hemos comentado, puede ser levemente incómodo, pues el cuerpo es extremadamente ligero y la consola tiende a girarse hacia ellos. Existen cinco botones extras, cuatro para distintas funciones y un reset, ironías del destino, algo cuya ausencia se le solía achacar al Spectrum original. La única posibilidad de expansión que tiene la máquina es un puerto para tarjetas micro SD en la parte inferior. Ahora llega el momento de conectarlo.
En la pantalla de inicio no hay ningún homenaje al © 1982 Sinclair Research Ltd, es un fondo negro con el nombre de la consola y el de la empresa que la ha desarrollado. Hay una cuestión que llama bastante la atención y es que se prescinde totalmente de la tipografía del Spectrum, posiblemente una de las señas de identidad más reconocibles de la máquina y a la que tal vez no hubiera estado de más hacerle un guiño. La presencia de esta primera imagen es fugaz, ya que rápidamente es sustituida por otra en la que nos indica los créditos (“Roll of honour”) tanto de quienes han colaborado en el proyecto en sí como de las personas que han cedido sus derechos para los juegos que hay precargados, alrededor de mil. Podemos localizar al autor, elegir su juego y directamente pasar a jugar. No deja de ser una forma de reconocimiento a quienes han puesto su granito de arena para hacer posibles tantos buenos ratos de entretenimiento. O bien, nos saltamos los créditos y entramos en un menú en el que los programas están ordenados alfabéticamente. Aquí podemos elegir entre dos grandes bloques, el de arcades, que viene por defecto, o cambiar a modo aventura, lo que parece una concesión más política que otra cosa, pues evidente que este dispositivo ni mucho menos está preparado para escribir texto. Si hemos insertado una tarjeta microSD (soporta TAP, Z80 y SZX) , podemos pasar a ver su contenido, que no se mezcla con el material precargado. Aquí hay que hacer notar que el número de archivos que se pueden almacenar en la tarjeta es limitado, unos cuantos cientos, así que no podréis tener todo el catálogo descargado, pero sí una amplia y generosa selección de vuestros favoritos. La elección del juego es sencilla y se lleva a cabo pasando bloques con las direcciones derecha o izquierda de la cruceta y eligiendo dentro del mismo con los de arriba y abajo. Una vez escogido el programa, pasamos a un texto en el que nos explica cuales son los controles asignados. Y es aquí donde encontramos una diferencia entre los juegos precargados o los que aportamos nosotros en la tarjeta, ya que los primeros están realmente bien optimizados para funcionar con los mandos del dispositivo y, en cambio, para jugar con los que nosotros agregamos tendremos que usar un teclado virtual (no demasiado difícil de manejar) desde donde deberemos decirle al juego que usamos un joystick kempston para su manejo, que es el que se asigna a la cruceta. Es una leve e inevitable molestia que nos lleva directamente a uno de los temas a tratar acerca de la consola que es qué juegos trae precargados y por lo tanto preparados para usar de inmediato. Aquí la historia cojea un poquito, ya que el catálogo que nos ofrece a priori está prácticamente vacío de títulos clásicos de primera línea, ya que compañías tan importantes como Ocean no tienen aparición en el menú de carga. Sí tenemos una presencia importante de compañías actuales (el primero que cargué para ver si todo funcionaba fue el Cray 5 de Retroworks) y es de agradecer la cantidad de software español clásico del que dispone. Otro de los baluartes sobre los que se sustenta es Ultimate, confieso que ha sido bastante divertido jugar al Jet Pac con esta máquina. Pero en general, deberéis de usar la tarjeta para añadir la gran mayoría de vuestros juegos favoritos.
En cuanto a la calidad de imagen, la he probado en tres televisiones actuales. Dos son de 32´ y de marca blanca de hipermercado con unos resultados muy aceptables. Y sin embargo, enchufado a un Samsung de 46´ era horroroso comprobar que había una tremenda falta de definición. En cuanto al sonido, el Vega cumple sin problemas en este apartado, aunque, a nivel de anécdota, no deja de ser extraño que un aparato que clone la apariencia de un gomas tenga un sonido estéreo por la televisión, lo que sinceramente se agradece. En los menús también suena de fondo una melodía, lo que no deja de ser un buen detalle.
Y poco más tiene que ofrecernos este ZX Spectrum Vega, la primer consola, más o menos, de Sinclair. Es curioso observar que, si echamos la vista atrás, este mismo concepto se intentó en los años ochenta con otros dos grandes ordenadores de 8 bits que tenían amplísimos catálogos de juegos a su disposición. Amstrad sacó al mercado la GX400 y Commodore hizo lo propio con el C64 Games System. Ambas iniciativas se saldaron con sendos sonoros fracasos. Pero sin embargo, la transposición de la idea al siglo XXI conlleva dos importantes diferencias. Una es que no es necesario pagar precios desorbitados por cartuchos de juegos que son los mismos que están disponibles de manera mucho más económica en otros soportes. Y la otra es, claramente, el factor nostalgia que es quien dota de sentido la existencia del Vega en tiempos de la PS4 o la Xbox One. Lo cual nos lleva casi en una continuidad de asociación de ideas a otro tema un tanto espinoso: su precio.
La unidad que tengo es de la segunda tirada, me costó 83,33 libras , más otras 13, 33 de envío has España, más 19,33 de IVA, lo que hace un total de 115, 99, lo que traducido a moneda común hace que la cuenta se nos dispare hasta casi 160 euros (más que por ejemplo una Nintendo 2DS), un precio a todas luces excesivo, teniendo en cuenta de que hablamos de un dispositivo que no tiene ni batería ni pantalla. Y más si lo comparamos con otros aparatos parecidos, como el Commodore 64 30-in-1 Classic Plug & Play Video Game, cuyo precio en las tiendas ronda los 30 euros. ¿Vale el Vega lo que cuesta? Seguramente sí, porque le mismo día que salía a la venta se colgaron varias unidades de la primera serie en Ebay y se vendieron bastante bien. Lo que nos lleva al viejo debate que acaba con la conclusión fáctica de que las cosas valen lo que los compradores estén dispuestos a pagar por ellas. Además, en el precio densembolsado por el Vega hay algún otro detalle más que hay que considerar, como que ofrecen soporte y servicio técnico y que está ensamblado en Reino Unido, lo que sin duda supone mayores costes.
Si queréis más información o encargar vuestra máquina, podéis visitar www.zxvega.co.uk.
Como en tantas otras simplificaciones todo mundo amplio y rico en matices, como es también este del Spectrum, se pierde en riqueza de la experiencia pero se gana en comodidad y universalidad. Por ejemplo, en mi caso, estos dos días de uso del aparato, una vez olvidado el cargo en mi paypal, me han resultado muy satisfactorios pues podía jugar al instante y de manera muy sencilla a títulos que adoro en una pantalla enorme, además de probar otros que nunca había cargado, algo que me hubiera fascinado y hubiera firmado con los ojos cerrados si me lo hubieran planteado cuando estos juegos estaban recién editados, además de ver como mis hijos, a quienes les echa un poco para atrás las teclas o el joystick de palanca pero totalmente familiarizados con el manejo de un pad, jugaban sin problemas, por ejemplo, al Batman de Ritman.
En resumen, podríamos decir que el ZX Spectrum Vega, sin ser el gran epílogo de Sinclair que a todos nos gustaría, da la cara como consola retro.
Firma: Juan Fº Torres
Muchas gracias Juanfra oor tu artículo porque gracias a el terminamos de solucionar dudas respecto a este esperado lanzamiento. Ahora la única duda que tengo es si lanzarme a comprarselo ya a mi crío o esperar un tiempo prudente a que el Vega baje de precio o empiecen a aplicarle descuentos de modo que su precio sea más asequible. Eso sí, mientras tanto seguiré dandole caña al +2 que tantas alegrías y horas de juego nos proporciona. Saludos
Genial artículo sin duda.
Clive Sinclair consoliza al Spectrum. Nunca lo hubiera creído hasta hace poco.
Me parece una forma cómoda y compacta de jugar a juegos de Spectrum, pero el hecho de que , entre otras cosas, sea emulación y de que no se pueda teclear no me convence.
El bombazo hubiera sido replicar el Spectrum, o un clon por FPGA dentro de un teclado de Spectrum, o algo así. Que no dudéis que eso se verá con el tiempo.
Solo se ven amagos, como el teclado Bluetooth con forma de Spectrum o este Spectrum Vega. Que el apaño lo hace, está claro. Y el diseño se ve muy cuidado.
Supongo que para cierta gente será una pasada, y así lo respeto pues entiendo que pueda haber diferentes gustos. Pero a mi no me llama, por muy oficial de Sinclair que sea.
El artículo, como he dicho, genial. Un as de la redacción Juanfra.
¡¡ Un saludo !!
Estupendo artículo analizando la nueva consola ZX Spectrum Vega, Juanfra, te doy mi enhorabuena.
Por otro lado quería comentar que si bien, en un principio, no dudé en que tenía que comprar este aparato, con el tiempo mis ideas se han ido enfriando y ahora tengo mis dudas. Y más después de leer tu artículo tan descriptivo, lo que ha acrecentado el rechazo ante una máquina tan mal rematada y cara.
Creo que para el precio que tiene, debería incluir más cosas y calidad en su acabado. Juanfra, Lo que has comentado sobre los cables que cuelgan y hacen que la consola se desestabilice me parece un fallo enorme por parte de sus creadores. Creo que con esas características el manejo se hace dificultoso y no muy agradable.
También quería hablar sobre la poca ergonomía que parece exhibir la consola. Para mi gusto, me parece demasiado cuadrada y fea. Yo creo que podía haberse optado por un diseño más adaptado a nuestro tiempo, haciendo la consola un poco más "manejable". Da la sensación de que con este engendro se tiene un ladrillo en la mano y no un mando.
Otra cosa muy a tener en cuenta es el precio tan elevado que tiene. Es uno de los handicap que van a echar para atrás a la mayoría de personas que puedan interesarse por esta ZX Spectrum Vega.
En fin, creo que se podría haber creado un producto mucho más redondo y que habrá que esperar a ver si otro fabricante nos pone los dientes largos con otro ordenador o consola basado en el Spectrum. Me parece un intento de "consolizar" nuestro querido ordenador con buenas intenciones, pero creo que se han quedado en eso, en intenciones nada más.
Mientras tanto, todos a disfrutar de nuestros genuinos Spectrum, con todos sus fallos y virtudes.
Un abrazo.
Acertada descripción del producto Juanfra. Lo de los cables y el precio me echan un poco para atrás aunque se agradece que el spectrum siga teniendo presencia en los días que corren. Un saludo.
Me imagino que el uso de juegos actuales será con permiso de los autores porque al fin y al cabo ganan dinero a su costa.
¿Podéis poner el catálogo completo del Vega éste?
Contestando a Alxinho, a nosotros, Compiler Software (yo soy Miguel), nos pidieron permiso hace unos meses para incluir los juegos que hemos hecho.
Una cosa que nos hacía ser un poco recelosos era el fin comercial y que jugaban con el sentimiento de la donación de parte del beneficio. Por otro lado, al menos nosotros, no recibimos nada a cambio de prestar nuestros juegos para ser incluidos en Vega.
Personalmente no me llama la atención el aparato en cuestión, y no creo que llegue a hacerme con ninguno. Me parece algo excesivo el precio y no te da una independencia de una tele, tal como se puede conseguir con una DS y un emulador de Spectrum, por ejemplo, para jugar en el transporte público, la playa o donde apetezca.
Gracias por el artículo y saludos.
Yo todavía no tengo claro si decidirme por el Vega (probablemente no), o por el ZX Spectrum Recreated, el de Elite.
Quiero ver reviews del de Elite primero, porque visualmente tiene mejor pinta, es un gomas clavado, pero ya veremos lo que está por debajo: los juegos incluidos son muchos menos, y tratándose de Elite, con el historial que les precede, no se como será de fácil usar juegos que no te vendan ellos en sus app.
De todas formas Juanfra, gracias por el artículo, ha sido muy esclarecedor.
Gracias Miguel por contestar 😉
Yo Hubiera preferido algo como esto
http://www.theproductdesigners.com/drawing_board.html
Esto es la página web del diseñador del spectrum Rick Dickinson
Muy interesante la experiencia.
Lo único que tengo para comentar es que si bien el plástico parece similar al del Spectrum, el frente se ve mucho más ordinario por no tener el frontplate de aluminio. A ese precio hubiese estado lindo el detalle, y de paso no se ve tan "desnudo" por la falta de teclas.
Buen artículo. Muy discreto y objetivo
Personalmente, me parece un ñordo de aparato. Prefiero jugar al Spectrum en el móvil antes que en esta aberración. Lo peor que tiene es que no solo rompe con la magia de la nostalgia sino que encima te deja mal cuerpo con ese diseño. Nada como un 48k de los de goma de toda la vida.
Ojo. Es mi opinión. No podemos coincidir en todo, solo soy realista. 🙂