
En 1985 las revistas especializadas se hacían eco de un nuevo lanzamiento, Fairlight: A prelude. Programado por un sueco de singular nombre, Bo Jangeborg, para The Edge, el nuevo título ocupó rápidamente un pequeño lugar en el corazoncito de miles de jugadores del momento gracias, entre otras cosas, a su perspectiva ciertamente isométrica, sus gráficos cuidados hasta el más mínimo detalle y una atractiva historia de capa, espada y magia. Las críticas con él fueron unánimes, Fairlight era uno de los mejores juegos publicados hasta el momento, tomando referencias de los isométricos Stamper y añadiendo ingredientes que lo harían más atractivo si cabe.
Tras el relativo éxito, el bueno de Bo quiso dar continuación a las crónicas de la tierra de Fairlight y decidió hacerlo siguiendo la historia con la que su gran obra, y a la postre primera parte, había acabado. Lo que el sueco no sabía es que dicha continuación le haría encontrar una senda hacia la oscuridad de la que Isvar jamás regresaría: Fairlight II A trail of darkness.

En los comienzos la tierra de Fairlight había sucumbido tras años de gloria. El evocador pasado de bienestar y prosperidad quedó sepultado por tiempos oscuros en los que no hubo un rey a la altura. Isvar, el bigotudo caballero, tras un engaño con forma de mujer quedó atrapado en el bosque del ogro. Sin embargo Isvar despertó tras un pesado letargo en compañía de un anciano encapuchado que ayudó al héroe a salir del temible bosque y dirigir sus pasos hasta los exteriores del castillo del rey Avars para evitar al temible ogro. Una vez allí el anciano convenció al caballero para que penetrara a través de los muros de la fortaleza hacia su interior, donde según cuenta la leyenda, nadie había accedido desde la muerte del rey hace tres mil años. Tras acceder al interior Isvar buscó la abertura por la que había entrado al castillo pero esta había desaparecido por arte de magia. El anciano era prisionero de una de las torres del castillo por lo que la figura que ante Isvar se presentaba no era más que una ilusión creada por él anciano y el poder de su mente. Segar, que era el nombre de aquel anciano, fue en tiempos pretéritos un importante mago. El prisionero pedía a Isvar que encontrase el Libro de la Luz, un manuscrito mágico que ayudaría al anciano a volver a su tierra, abandonar su cautiverio y restaurar un presente con futuro para Fairlight. Isvar no fué el único a quien se le encomendó dicha misión, antes que él otros fracasaron en el intento. Tras una dura lucha Isvar consiguió hacerse con el Libro de la Luz y entregárselo a Segar. Lo que el caballero no sabía es que aquella persona con forma de anciano encapuchado no era el verdadero Segar sino el señor del mal quien se valió de sus poderes para confundir a Isvar y recuperar el Libro de la Luz.
Tras su huida del castillo Isvar se lamenta de su ingenua acción cuando, de repente, una densa niebla le rodea y adopta la forma, de nuevo, del mago Segar. El caballero reacciona contra este creyendo ser víctima de otro engaño pero una vigorosa voz retumba para comunicarle que ha encontrar de nuevo el libro y arrancárlo de las manos del señor del mal para devolver la gloria a la tierra de Fairlight, pues ese es el destino que está escrito para Isvar. Así comienza la continuación famoso juego de Bo Jangeborg.

Fairlight II era más que una realidad en la mente de su creador cuando la primera parte salió al mercado, de hecho, las instrucciones de esta primera parte ya anunciaban una secuela. Y es que cuando uno prueba este juego tiene la agradable sensación de regresar al mundo de Isvar, pero ahora con nuevos escenarios y enemigos. En otras palabras, volver al mundo de Fairlight era todo un desafio. La jugada de Jangeborg era consecuente e inteligente: continuar el camino del caballero un año después de su gran éxito. Lamentablemente varios fueron los factores que hicieron que este prometedor título representara ciertamente un regreso agridulce. Para empezar el lanzamiento del título era inminente. The Edge apuró hasta cuanto pudo a Jangeborg para que sacara el juego pero este avisaba que todavía no estaba acabado del todo. La casa de software prescindió de todo escrúpulo y decidió echar mano al programa inacabado, una versión beta con muchos quilates, obligando al sueco firmar un nuevo contrato. Al final la relación entre programador y compañía se hizo añicos desembocando en procesos judiciales que costaron una pasta a Bo. En una entrevista de 1998 Jangeborg admitió que la criatura no distaba en exceso de la original: «era más grande con algunos monstruos y objetos más» pero indudablemente no por eso dejaba de ser un juego a considerar. De hecho Fairlight II tiene mucho y bueno, no grandes cambios, pero sí algunos detalles que lo hacen tan delicioso como Fairlight: A Prelude.

Bo Jangeborg en colaboración, una vez más, con Niclas Osterlin echaron mano de su engine GRAX para continuar la saga. Con una premonitoria pantalla de carga el programa prescinde de menú y pasa directamente (tras un desconcertante «efecto sangre») a la acción. Decir que Jangeborg optó por dotar al título de un desarrollo más largo por lo que contamos con dos cargas diferentes. Con un 128K en nuestras manos podremos resolver el problema con una sola carga amén de disfrutar de melodía in-game. Isvar comienza sus nuevas andanzas en un bosque, en las proximidades del castillo Avars (justo donde termina el primer juego de la saga). Sin embargo, a poco distancia de allí el caballero no tardará en acceder a otro tipo de escenarios, quizá algo que echábamos más en falta en el preludio. Antes de salir del bosque nos toparemos con algún lobo molesto y de paso podremos recoger algún que otro objeto. No solo de castillos y zonas verdes vive la tierra de Fairlight, en esta primera carga es posible subir a bordo de una embarcación amarrada en cierta parte del mapeado en la cual hemos de liberar al capitán de las garras de los piratas. Además podremos acceder a cuevas así como a zonas de interior en las que los piratas no nos pasarán ni una. La primera carga recoge todos estos escenarios y añade algunos objetos a recoger y la resolución de algún misterio.
Una vez hayamos recogido todas las llaves y abierto todas las puertas y trampillas correspondientes solo queda acceder a la ciudad sin nombre que culmina en la gran torre oscura donde el libro de la luz ha sido confinado.
La segunda carga quizá nos recuerde más a Fairlight: A Prelude, con esos poderosos pantallazos de interior y un sentido del mapeado más laberíntico si cabe que la primera carga. El desarrollo de la aventura sigue igual, varios objetos y accesos esperan ser descubiertos y para ello Isvar tendrá que vérselas con nuevos enemigos como monjes, esqueletos y guardias.

Gráficamente Fairlight II no tiene nada que enviar a su predecesor si bien algunas zonas del mapeado no están tan logradas (las cuevas y algunas pantallas de transición). Se trata de un calco gráfico al programa de 1985 con la añadidura de zonas naturales, sobre todo en su primera carga. La segunda carga si es más pareja respecto al primer Fairlight puesto que son escenarios bien recargados arquitectónicamente y un aspecto visual más de interior. En lo referente al color destacar que la primera carga juega con la variedad cromática: verdes para el bosque, azul para el barco y alrededores, rojo para las cavernas y amarillo para las zonas de interior. Para el interior de la ciudad nos moveremos en entornos claros hasta el final del juego. No me gustaría terminar este apartado sin mencionar el bonito marco de pantalla que Jangeborg y Osterlin se marcaron para el juego, con esas rosas trepando por columnas. Un bonito detalle que hacía la presentación más cuidada en lo que a displays se refiere, un aspecto en el que Fairlight: A Prelude era más sobrio.
El movimiento de Isvar durante el juego deja luces y sombras. Si ya probasteis Fairlight: A Prelude seguramente la desesperación haría mella en vuestra paciencia en las pantallas con más de un personaje. A trail of Darkness sigue pecando en el mismo sentido. En estancias o zonas deshabitadas el caballero del bigote es extremadamente ágil y rápido, sin embargo basta un sprite más en pantalla para que esta velocidad disminuya e incluso se venga abajo de manera alarmante con más de dos personajes en movimiento. Una lástima que el movimiento acapare protagonismo en polos tan opuestos, un servidor hubiera preferido un poco más de velocidad en escenarios más recargados y algo más de lentitud en zonas despejadas para equilibrar la balanza.

La ventaja de jugar al juego de Bo Jangeborg con un 128K, además de no tener que cargar las dos partes por separado, es la de poder disfrutar de una melodía in-game muy chula si bien, como ocurre casi siempre, si la misma no es demasiado larga acaba haciéndose algo pesada aunque eso no es óbice para desmerecer el trabajo de Jangeborg y Niclas Osterlin en lo que a sonido se refiere.
Llega el momento de hablar del punto más flojo del juego, su dificultad. Antes de nada decir que el juego es inacabable ya que no hay manera de abrir la última puerta del juego debido a un bug. Por si fuera poco, en algunas zonas del mapeado tendremos que recoger objetos que escapan a nuestra percepción al estar colocados en sitios inaccesibles a nuestra sentido de la vista. ¿Qué queréis que os diga? Si The Edge no se hubiera impacientado tanto con la salida del título seguramente tendríamos un juego con una dificultad bastante mejor calibrada. Este suspenso no es para Jangeborg sino para The Edge. A pesar del imperdonable error por parte de la casa de software se puede avanzar bastante en el juego si le echamos tiempo.

¿Originalidad? Respecto a la primera parte no hay mucho nuevo que destacar. Por resaltar algo decir que el programa supone una extensión del mundo Fairlight con nuevas y atractivas localizaciones. Aún así el juego repite la misma fórmula respecto a su predecesor en su esencia más básica y no por ello nos vamos a aburrir. Muchos enemigos aguardan esperando probar el acero de Isvar. Además para ser una videoaventura isométrica nuestro personaje no se limita a caminar, atacar y pasar pantallas. Podemos recoger objetos (hasta cinco), apilarlos, usarlos y saltar para llegar a lugares más inaccesibles teniendo que exprimirnos el cerebro para avanzar. Las mismas instrucciones nos dicen claramente que nos llevará meses acabar el juego como consecuencia de la ambición de su creador por hacer más grande el mundo que él mismo creó.
Curiosamente el segundo capítulo, y a la postre último de la saga, acumula en W.O.S. una puntuación ligeramente inferior al primer juego, prueba irrefutable de que la acogida hacia él fue pródiga. Un servidor le guarda más cariño a Trail of Darkness que A Prelude ¿Por qué? Puede que por ser el primero al que jugué, puede que por variedad de escenarios o lo por la manera en la que llegué a él: a través de una copia grabada en una cinta junto a otros juegos que no incluía siquiera la pantalla de carga. Una pena que sin instrucciones y algunas pistas no llegara muy lejos pero la verdad es que este Fairlight II A Trail of Darkness es de esos programas que te engancha con tan solo curiosearlo un poco. Ahh! Y que decir de la carátula. Quizá mi favorita, simplemente preciosa. También sería justo señalar que, aunque el mortífero bug final impide acabar el juego, este tiene final y según he ojeado por ahí, algo abierto de cara a… ¿Una tercera entrega? Me temo que nos quedaremos con las ganas.

Durante la primera década de vida del Spectrum grandes videoaventuras con la célebre perspectiva tridimensional fueron creadas, tan solo basta echar una mirada al catálogo de Ultimate u Ocean por nombrar las dos casas más representativas. Con el lanzamiento de Fairlight: A Prelude, The Edge dio el salto de calidad que necesitaba para darse más a conocer y la jugada le salió redonda. El lanzamiento de su continuación llegaba poco después con la intención de consolidar una gran primera parte inconclusa pero por desgracia la última entrega resultó un diamante por pulir incapaz de superar a su hermano mayor. Aún siendo un programa inacabado había calidad de sobra, de eso no hay duda. Si no fuera por esos errores de bulto pendientes de corrección Fairlight: A Trail Of Darkness podría ser considerado uno de las mejores en su género. Meteduras de patas aparte insistir en que se trata de un buen título con el que se echan buenos vicios si a uno le da por curiosear.

Hace cinco años, en una entrevista concedida a EMS, Bo Jangeborg aseguraba que si The Edge se hubiera portado como se esperaba de ella no sabe hasta donde podrían haber llegado. Lástima que el sueco, cuya inspiración en Tolkien y Dragones y Mazmorras además de su pericia con el código, no le valiera más que para erigirse como uno de los nombres clave en lo que a videoaventura se refiere, que no es poco. A pesar del limitado catálogo para la plataforma de Sinclair a manos de Jangeborg, el nórdico escribió, gracias a Fairlight, una página de oro en la historia del Spectrum. Ante vosotros se expande el mundo de Fairlight cuyas crónicas ya han sido escritas. Echadle imaginación y disfrutad de la aventura. Un saludo chicos y feliz navidad.
Un diamante por pulir incapaz de superar a su primera parte
Gráficos - 88%
Movimiento - 74%
Sonido - 85%
Jugabilidad - 78%
Adicción - 84%
82%
Si no fuera por esos errores de bulto pendientes de corrección Fairlight: A Trail Of Darkness podría ser considerado uno de las mejores en su género.
Muy chulo, la verdad. Recuerdo pasar horas ante mi PCW con su primera parte.
Una nueva vuelta de tuerca al genero.. pena que se publicase sin acabar por culpa de las desavenencias con sus patrones…
Esa pantalla de carga es una BESTIALIDAD grafica… es increible como se ve
de todas formas hay un POKE para poder acabarlo…
https://www.youtube.com/watch?v=oZ2lRLr03Nc
Grandísimo y acertado comentario del juego una vez más.
Como ocurría muchas veces en Zx, en la época, muchos grandes juegos quedaron en lo que "pudo haber sido" por los malditos plazos de publicación marcados o las batallas entre compañias para contrarestar el efecto de otras.
No obstante todo, sigue siendo uno de los grandes juegos, que no embellece la primera parte, ya que también solí aocurrir que segundas partes nunca fueron buenas…
Namaste.
El problema que tenía era que mejorar la primera parte era, y es, prácticamente imposible con un Spectrum.
He visto el vídeo que ha puesto Pirucho y me parece espectacular la pantalla de final de juego. Gracias por el enlace.
Aquí otro usuario que disfrutó este gran juego en su añorado PCW
Como Kidsaguf, tambien descubrí Fairlight II antes que su primera parte (de hecho, nunca he llegado a jugar a Fairlight: A Prelude, más allá de echarle un ligero vistazo en un emulador). Lo adquirí en la edición de la serie Leyenda de Erbe, conociendo sus buenas críticas, y le dediqué bastantes ratos. Sin embargo, siempre fue un juego que sentí que quería que me gustara más de lo que lo hacía (lo cual no quiere decir que no me gustase), porque las críticas que vertían sobre él eran muy buenas, pero yo no conseguía ver esa excelencia. También me parecía un juego muy complejo, así que finalmente tuve que ayudarme en algunas partes de pistas y soluciones que daban en las revistas. De esa forma conseguí completar la primera carga, pero sólo jugué un par de veces en la segunda y acabé dejándolo.
Sin duda, los Fairlight son dos juegos que tengo en mi (amplia) lista de pendientes a jugar o rejugar algún día. Creo que lo merecen.
Era un juego espectacular en la época pero es cierto que su jugabilidad no lo era tanto,era dificil a mas no querer y entenderlo costaba,aunque claro,por aquella época yo tenía 9 años…