
Una publicación en facebook llama mi atención. Manuel Juan Segura, en su afán de preservar de forma ordenada todo lo que no está catalogado para Spectrum, publica una pantalla de un juego que se me hace muy, pero que muy familiar.
Mi primer pensamiento es que se ha equivocado y que algo no cuadra. Esa pantalla pertenece a un juego que desarrollé hace más de 25 años pero nunca salió a la venta. Habrá encontrado la pantalla por internet y estará tratando de ver qué juego es, pensé. Así que con la intención de despejar las dudas, me animo a arrojar algo de luz entre los comentarios que no consiguen atinar.
Pero no, no se trata de un error, Manuel afirma tener el juego entre cientos de un catálogo descargado y yo que estoy convencido de que nunca salió a la venta mantengo mi recelo inicial pero más intrigado si cabe.
Mis dudas quedan completamente despejadas cuando me lo hace llegar. No me lo podía creer. Aquella aventura que desarrollé con mucho cariño y que por desgracia los discos que la albergaban decidieron olvidarse de ella en forma de errores de lectura había vuelto a la vida llena de energía para saludarme y recordarme que era parte de mi legado “spectrumero” como programador.
No daba crédito. ¡Bendita filtración la que te ha preservado hasta nuestros días! Tenía ganas de jugar, comprobar si mis recuerdos encajaban con la realidad o eran fruto de una imaginación distorsionada con el paso del tiempo, así que enseguida me puse a ello.
Al principio la aventura me pareció árida, posiblemente porque se me ha ido olvidando el grado de perseverancia que teníamos con los juegos de la época y más aún con las aventuras conversacionales en las que el CSI se quedaría corto buscando y analizando objetos. Es evidente que para jugar a estos juegos se exige una pequeña disciplina que poco a poco he ido recordando. Además, con la ventaja de los apuntes originales del juego, reanimando las oxidadas neuronas que lo concibieron y con muchas ganas no solo fui redescubriendo el objetivo del juego sino también verlo en su dimensión completa.
Sinceramente, la experiencia ha sido muy gratificante. Un torrente de recuerdos que no solo se circunscriben a la propia aventura, sino que van más allá y te retrotraen a la memoria cosas sencillas como la discografía de Mike Oldfield que por entonces escuchábamos y que nuevamente he redescubierto.
En definitiva, un cúmulo de sensaciones casi comparable a un viaje en el tiempo.
Al igual que hacían en su época las revistas Micromanía o Microhobby os dejo varios documentos en PDF para solucionar la aventura sin problemas:
Firma: Iñigo Ayo
Curiosísima y estupenda historia spectrumera. Realmente EMS -y la gente que se reúne a su alrededor vía redes sociales- se ha convertido en un núcleo gracias al cual ocurren pequeñas maravillas como esta, y otras en las que yo mismo he estado implicado. Muchas gracias, colegas y felicidades a Don Iñigo Ayo.
La pura magia de internet, aún ocurren milagros 😉