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The Newzealand Story (1989) Ocean

El mundo de los videojuegos arcade está plagado de grandes títulos, otros con calidad media, algunos algo más modestos y, por último, aquellos que no tocaríamos ni con un palo. El que nos concierne en esta ocasión es de los que se encuentran en un término medio. No destaca de forma extraordinaria, pero sí posee muchos aspectos que le dan ese toque por el que merece la pena ser jugado, ya que es capaz de enganchar al jugador una y otra vez.

La compañía que no paraba de hacer estos milagros no fue otra que Ocean. Ya sabéis, la archiconocida empresa que nos trajo unos títulos increíbles a lo largo de gran cantidad de años. Entre sus ya conocidas joyas, habíamos disfrutado de ‘Cobra’, ‘Robocop’, ‘Batman: The Movie’ y decenas de grandes referencias de aquella radiante época. Como se suele decir, se habían tocado ya muchos palos y, como cabía esperar, los videojuegos de plataformas, al estar más en boga que nunca, tuvieron sus réplicas en ordenadores de 8 bits como el Spectrum.

Todavía no entiendo muy bien que tuviera ese tibio recibimiento en la revista Microhobby, ya que en otras como Crash, Sinclair User o Your Sinclair, obtuvo unas notas que lo beneficiaban en todos sus apartados. También es verdad que las publicaciones patriotas siempre eran benevolentes con sus videojuegos, cosa que también sucedía en España con los títulos autóctonos.

Sin embargo, ya sabemos que desarrollar un videojuego de este calibre en Spectrum siempre era complicado, y en Ocean se llevó a cabo un gran trabajo con la conversión de Taito. Es cierto que tenemos ante nuestros ojos un título que no destaca por su color, pero todos los demás elementos están a un buen nivel, a excepción de un scroll que puede llegar a marearnos, pero este aspecto lo dejaremos para más adelante.

La premisa que nos mueve en la historia de este ‘The Newzealand Story’ es muy sencilla: una morsa psicótica ha secuestrado a Tiki, un kiwi del Zoo Auckland y a sus familiares. Ha logrado escapar de las garras de la morsa y ahora tiene que rescatar a todos los demás a lo largo de veinte localizaciones, que se encuentran diseminadas por toda la isla de Nueva Zelanda.

The Newzealand Story Spectrum

Nos vamos a mover entre cinco niveles, los que a su vez están divididos por cuatro subfases que tendremos que completar. Al final de cada una de ellas, estará esperando uno de nuestros familiares, encerrado en una jaula por el malvado marsupial marino. A su vez, al final de algunos niveles, nos espera un jefe final para ponernos las cosas todavía más difíciles.

Y es que este videojuego de plataformas nos pondrá en situaciones bastante peliagudas, puesto que, si no controlamos bien los movimientos de Tiki, todo se irá al traste en cuestión de segundos. Los enemigos que van a salir a nuestro paso nos agobian persistentemente, y tienen una buena retahíla de recursos para acabar con nuestra vida. Los más abundantes son los cangrejos pertrechados con caracolas que, en su pertinaz intento por liquidarnos, lanzarán una especie de estrella de puntas que si no saltamos a tiempo nos hará perder una vida. Y de ellas andamos más bien escasas, ya que al comienzo solo tenemos cuatro, aunque podemos ir incrementándolas a medida que avanzamos y conseguimos puntos.

Hay muchos más enemigos diferentes, y entre ellos contamos con una especie de soldaditos con boomerangs, de los que hay que protegerse y saltar en el momento adecuado para no ser alcanzados por su arma. También hay murciélagos que desprenden pinchos, o bien otros animales que bien parecen ser gatos, que van montados en plataformas-globo con forma de cabeza. Por supuesto, según vamos avanzando por los niveles, irán surgiendo nuevos enemigos, a cada cual más original y mortífero.

Cada enemigo que matamos dejará caer una fruta, ya sean uvas, manzanas, fresas, piñas o cualquier vianda exótica que se precie. Estas, al ser recogidas, nos dan puntos para engrosar nuestro marcador, que podrán convertirse en vidas extra al conseguir los necesarios para tal fin.

¿Y cómo acabamos con todo el que se nos presenta por delante? Pues muy sencillo, a través de nuestro arco con flechas infinitas del que disponemos al comenzar la partida. Este podrá ser sustituido por otras armas a medida que avancemos y destruyamos a los enemigos. Estos dejarán caer sus armas y nuestro kiwi podrá recogerlas para poder usarlas en su beneficio. Asimismo, encontramos armas tan contundentes como bombas, rayos láser, bolas de fuego u otros ingeniosos elementos de destrucción.

The Newzealand Story

Muy importantes son los globos que llevan los enemigos, así como los que podemos encontrar “aparcados” por ahí. Los más rápidos son los que tienen aspecto de pato, y estos nos harán recorrer el escenario a toda velocidad para llegar al objetivo en el tiempo adecuado.

Por otro lado, en ‘The Newzealand Story’, vamos a tener muchas fases en las que tendremos que entrar en el agua, y para ello, en nuestro marcador, existe una línea que indica el oxígeno del que disponemos. Para ir liberando el agua tragada durante los trayectos, podemos escupirla en los tramos habilitados para ello, sacando la cabeza y pulsando el botón de disparo. Esta táctica, además, se puede usar para disparar a los enemigos que tengamos alrededor.

Algunos de los niveles son bastante intrincados, y suponen un auténtico reto por su estructura laberíntica. Será muy recomendable en cada momento fijarnos en las flechas e indicaciones que nos marcan el camino a seguir. Si nos demoramos en el rescate de los otros kiwis, aparecerá un cartel en pantalla que nos advertirá con un “hurry up” para que nos demos prisa.

Como ya habíamos adelantado, cada cierto número de fases, nos veremos las caras con jefes finales que tratarán de impedirnos el paso hacia los siguientes niveles. El primero de ellos se trata de una gran ballena, de la que daremos buena cuenta si no dejamos de disparar a su cabeza. Es un primer escollo que no resultará demasiado difícil, como tampoco lo serán los siguientes.

The Newzealand Story Mapa

En lo técnico, ‘The Newzealand Story’, da una de cal y otra de arena, pero no deja de ser un gran arcade llevado a los 8 bits. El apartado que más puede dejarnos mal sabor de boca será su scroll, que no dispone de suavidad, resultando algo molesto al movernos de aquí para allá. Es algo lento y brusco, y quizás es el elemento que más se debería haber pulido. En cuanto al movimiento de nuestro kiwi, aquí también hay ciertas desavenencias; Este es rápido y responde bastante bien, pero a la hora de hacer los saltos entre plataformas cuesta un poco coger la justa medida. En multitud de ocasiones caeremos de donde estamos o no llegaremos al lugar adecuado por no dirigir bien el salto.

Por otro lado, los gráficos del protagonista y los enemigos cumplen bastante bien y están dentro de lo que la máquina puede dar. Son correctos e intentan mostrarse lo más parecidos a los de la recreativa. Todo lo demás, escenarios y elementos del mismo, están a un buen nivel, pero veremos todo en color amarillo y negro, como en otros muchos videojuegos de Spectrum. Como ya sabemos, era una técnica que evitaba que apareciese el consabido colour clash.

La música está cuidada, aunque lo que oiremos durante toda la aventura del kiwi Tiki será la misma tonadilla. Cuando cambie será en el momento de enfrentamiento con los jefes, que se torna en algo más siniestra.

Estamos ante un videojuego más que correcto, al que en España no se le dio el merecido reconocimiento para lo que ofrece. Es un buen arcade de plataformas que viene avalado por un título de renombre y encima está desarrollado por una de las mejores compañías para este tipo de conversiones.

Un videojuego más que correcto, al que en España no se le dio el merecido reconocimiento

Gráficos - 85%
Movimiento - 82%
Sonido - 84%
Jugabilidad - 84%
Adicción - 80%

83%

Un buen arcade de plataformas que viene avalado por un título de renombre y encima está desarrollado por una de las mejores compañías para este tipo de conversiones.

User Rating: No Ratings Yet !

Deckard

Nacido en la provincia de Toledo a últimos de los setenta, siempre le han atraído las pantallas destellantes con gráficos ochobiteros. Comenzó en esto de la informática con un Spectrum +2A y, desde ese momento, ya no se ha despegado del mundo de los videojuegos. Gestiona el blog Coliseo Digital, pero a veces le dejan colaborar en otras webs y revistas del mundillo. En El Mundo del Spectrum ejerce de "juntaletras" realizando análisis de títulos antiguos y modernos, intentando siempre poner el corazón en todo lo que escribe. En su vida cotidiana es un fervoroso seguidor del Rock y no falta nunca un buen hilo musical mientras idea sus nuevos artículos.

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Un comentario

  1. Conocía la recreativa y de hecho jugué bastante. Cuando conoces previamente el juego motivo de la conversión te hace ser mucho más crítico con este, ya que a menudo, aunque la conversión sea «correcta» siempre terminas echando algo de menos. En mi caso fueron los pasadizos secretos que en la versión spectrum no estaban presentes y que en el caso de la recreativa daban muchas vidilla ya que permitían dar un toque menos lineal al transcurso de la aventura. Bien sea por el conocimiento previo de la recreativa o por la tardía llegada de este juego tengo que decir que la conversión de spectrum no me enganchó.

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