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Indiana Jones y el reino de Sinclair

Tras el éxito de la “Guerra de las Galaxias” (1977) y el “Imperio Contraataca” (1980), George Lucas buscó el talento creativo de Steven Spielberg para alumbrar un nuevo icono de la cultura pop: Indiana Jones. Para ello volvieron a echar mano de la creciente popularidad de Harrison Ford.

Como era de esperar “En busca del Arca Perdida” (1981) arrasó en taquilla y lo hizo en un momento en el que la industria del videojuego daba sus primeros pasos. Lucas no dudó en experimentar con esta nueva forma de «merchandasing» y creó Lucasfilm Games en 1982. Durante sus primeros años colaboró estrechamente con Atari, la empresa líder por aquel entonces, motivo por el cual “Raiders of the Lost Ark” (1982) fue lanzado para Atari VCS/2600 exclusivamente. Howard Scott Warshaw fue su autor. Se trataba de una extraña videoaventura, poco intuitiva y carente de acción que, no obstante, tuvo gran éxito comercial. Esto hizo que Spielberg le encargara ese mismo año “ET the Extra-Terrestial” con el resultado que todos conocemos.

Raiders of the Lost Ark Atari 2600

En ese mismo año la familia Sinclair presentó el ZX Spectrum, una máquina revolucionaria en muchos sentidos que pronto se convirtió en la reina de los videojuegos. Sus usuarios estaban sedientos de aventuras arqueológicas y los trasuntos de Indiana Jones comenzaron a poblar el catálogo «espectrumero». Para no alargarme en exceso citaré tres ejemplos. El primero de ellos es “Panama Joe” (1984), una adaptación oficial del éxito de Parker Brothers “Moctezuma´s Revenge”. Gracias a un acuerdo con Sinclair Research pudimos disfrutar de este clásico de plataformas, aunque la falta de pericia de los programadores nos proporcionó una versión ligeramente ralentizada. Trampas, alimañas, llaves y objetos preciosos se encontraban el camino de este personaje saltarín, y tocado con un sombrero, dentro de una pirámide precolombina.

Algo más tarde, la compañía británica Hewson lanzó la videoaventura isométrica “Pyracurse” (1986). Un equipo liderado por el arqueólogo Sir Pericles Pemberton-Smythe se internaba en las ruinas de la ciudad perdida de Sinú. Basado en la técnica de Filmation II podíamos seleccionar varios personajes, incluido un perro, y recoger toda clase de objetos, abrir cofres, activar puertas secretas o huir de múltiples enemigos.

Sus gráficos combinaban el estilo alargado de Dusko Dimitrijevic y la imaginación de John Ritman. Y finalmente mi favorito, “Rick Dangerous” (1989). En la etapa final de nuestro querido ZX los amigos de Core Design crearon el juego no oficial de “En busca del Arca Perdida”, con bola de piedra en la primera fase y un Arca de la Alianza en la segunda.

Rick Dangerous

A partir de un concepto clásico, visto ya en el propio “Panama Joe”, este programa combinaba acción, saltos pixel perfect, algún pequeño puzle, y ciertos toques de humor. Los nuevos programadores de la escena espectrumera no se han podido resistir a las aventuras arqueológicas. De toda la enorme variedad de títulos yo me quedo con “Monty Mole and the Temple of the Los Souls” (2017), de Bubblesoft, un sencillo juego de plataformas en el que podemos escuchar el tema principal de John Williams una y otra vez.

Esta introducción no estaría completa sin los hitos del software español. “Fred” (1983) de Indescomp se adelantó a muchos otros títulos del mercado internacional y lanzó un juego de laberintos tan de moda en aquellos años. Fred era un aventurero que, pistola en mano, se adentraba en una pirámide egipcia llena de peligros. Además de enemigos, debía realizar saltos y trepar con cuerdas en un mapeado ciertamente complejo. Era gráficamente impecable, con personajes inolvidables que parecían sacados de una viñeta del maestro Forjes. Aunque el scroll chirriaba más que las rodillas de Ramsés, la nostalgia lo coloca en el Hall of Fame de la Edad de Oro.

Pero fue otro cazatesoros llamado Johny Jones -muy adecuado- el que se llevó el gato al agua. Se dedicaba a buscar café en “Saimazoom” (1984) y a repartir estopa en “Babaliba” hasta que encontró la fama entre los angostos pasadizos de “Abu Simbel Profanation” (1985).

Más recientemente, Pat Morita Team nos demostró que el homebrew español no se ha olvidado de Indy, su “Sowell Adventure” (2021) en un precioso homenaje a toda una época.

¡Ahora sí! Vamos con los juegos oficiales del doctor Henry Jones jr, que US Gold y ERBE distribuyeron en nuestro país.

Siempre resulta injusto valorar un juego de otra época. Aquellos títulos deben entenderse en un contexto determinado, sobre todo si van ligados a estrenos de cine. Pero la inmortalidad de Indy puede aguantar cualquier revisión.

Las adaptaciones de ZX Spectrum y Amstrad solían ser más parecidas entre sí, y las que peor se movían. También fue el caso de “Indiana Jones and the Last Crusade” para MSX. Mientras tanto, Commodore 64 se distinguía por su agilidad, sonido y acción.

En general nos encontramos frente a juegos de plataformas y/o videoaventuras de una calidad media, que se apoyaban en la popularidad de su protagonista. Eso sí, nada que ver con las inalcanzables aventuras gráficas que disfrutaron los afortunados usuarios Amiga, Atari ST, PC e incluso Mac.

Indiana Jones and the Fate of Atlantis PC

Las promociones de las revistas suplían las carencias de unos juegos contra los que tampoco podemos tirar demasiadas piedras. Eran correctos, disfrutables y proporcionaron horas de diversión, a excepción de la última entrega. El tiempo no las ha tratado bien. Volver a jugarlos puede resultar pesado, siendo que “Indiana Jones and the Temple of Doom” es el más adictivo de los tres. En resumen, si el personaje no te enamora, sus aventuras bizarras en 8 bits no te dirán nada.

¿Qué hubiera pasado si alguna de estas superproducciones se hubiera programado originalmente en nuestra máquina? Los malditos ports no cumplen ni los estándares gráficos de los 16 bits, eso es imposible, ni sacan partido a las capacidades de los 8 bits. Una tierra de nadie en la que la publicidad marcaba la diferencia, no hay duda.

¿Qué hubiera pasado si Ocean se hubiera hecho cargo de Indiana Jones? A finales de los ochenta la compañía británica adquirió una gran destreza en la adaptación de taquillazos como “The Untouchables” (1989), “Batman” (1989) o “Addams Family” (1991). El salto de calidad se hubiera notado, tanto en gráficos como en experiencia de juego, y las viejas cintas de Indy estarían más cotizadas. De todas maneras, que nos quiten lo excavado.

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